Desde la antigüedad más remota la persona humana ha tenido que detenerse a pensar en el sentido de la vida. Filósofos, religiosos, psicólogos, poetas, artistas de todos los géneros han expresado en sus respectivos lenguajes el deseo de encontrar respuesta al ¿por qué? y ¿para qué? Con su opúsculo Administrando mi vida, el psicólogo y profesor universitario Gil Germán, describe la vida como la principal empresa de todo individuo, de cuya administración depende un resultado colmado de éxitos y satisfacciones, o que, en cambio, concluya en fracasos y frustraciones.
Como lo deseó en su época el psiquiatra y psicólogo social Antonio Zaglul, Germán se suma a los profesionales de la conducta que escriben y publican sus experiencias, llevando sus conocimientos a un público más allá de los consultorios y las aulas.
Nacido en El Hospital, paraje de Villa Tapia, Germán lleva más de veinte años como profesor de diversas universidades, donde convierte la cátedra en un ambiente de discusiones profundas sobre el comportamiento humano y las posibilidades de modificar actitudes nocivas por prácticas asertivas para una feliz adaptación de la gente en su medio social.
La sencillez de Germán no abandona el rigor científico cuando explica la vida como “Una empresa que hay que saber administrar”, con temas como “Ser, Hacer, Tener, Conocer y Convivir: los cinco ejes que motorizan nuestras vidas”.
También trata en la obra sobre “Mi actitud frente a la vida”, “Aprovechar los talentos”, “Asumir la excelencia como filosofía de vida”, “El trabajo como oportunidad de crecimiento”, “Administrando mi vida en el contexto familiar”, “Mi participación en la comunidad, ¿Actor o espectador”, “Reenfocando mi vida”, “No temerle a los problemas”, “El Cambio: una decisión inteligente”, “Cómo administrarse en tiempo de crisis”, “El administrador que construye prosperidad” y “Administrando mis emociones”. De lo que se trata es, como argumenta el prologuista Miguel Sang Ben, de buscar que las personas reorienten sus vidas en procura de mayores satisfacciones vitales y existenciales.
