La encuesta que retrata a Miguel

Miguel Vargas Maldonado debería leer con atención la reciente encuesta que dice que por cada persona que se identifica con el Partido…

Miguel Vargas Maldonado debería leer con atención la reciente encuesta que dice que por cada persona que se identifica con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que lo considera el líder de ese partido, casi cuatro señalan que Hipólito Mejía es quien mejor representa esa organización.

No puede descalificar la encuesta porque la hizo una empresa muy vinculada al expresidente Fernández, que no tiene ningún motivo para perjudicarlo, porque hasta ahora el presidente del PLD ha sido el principal beneficiario del metódico esfuerzo de Miguel para inmovilizar al PRD como fuerza opositora y sabotear su esfuerzo por ganar elecciones.

No creo que él tenga interés de entender esa encuesta que presenta su endeble posición al interior del PRD y en cambio revela que es el perredeista favorito de los simpatizantes del PLD y el PRSC.  Tengo la convicción de que Miguel no pasaría un examen de política hecho con el método de selección múltiple, que es la prueba más fácil.

Su descrédito político es comprensible; por eso no es extraño que los seguidores del PRD prefieran a Hipólito Mejía, a pesar de ser una figura del pasado y haber sido derrotado en sus dos últimas salidas como candidato a la presidencia de la República. Pero lo más revelador de la encuesta es que la mitad de todos los consultados descartan a ambos como líderes del PRD.

Miguel protagonizó su primer tollo en el 2008 con una campaña presidencial desteñida que pretendió ganar colocando en segundo plano al PRD y sus símbolos; e hizo el ridículo queriendo vender como causa de su derrota la supuesta labor de zapa hecha por Ramón Alburquerdesde la presidencia de ese partido. No presentó prueba alguna de su dislate quizás por su creencia de que aquí -como él- todos somos ignorantes en política.

Para darle fuerza a su cuento chino, inició una campaña para aprobar que quien ganara la candidatura presidencial del PRD también ocupara la presidencia del partido. Pero cuando perdió la convención se negó a dejar la presidencia y todo el que quiso ver fue testigo de su insistente dedicación y la de sus seguidores en todo el país a hacer causa común con el PLD y sabotear la campaña de su partido.

El antecedente de esta perversidad política fue la selección de los candidatos al Congreso y a los municipios en las elecciones de medio término del 2010. Descartó a líderes locales y destacadas figuras del PRD para regalarle las candidaturas a inútiles que aportaron poco o nada a la causa perredeísta y provocó que ese partido se quedara sin representación en el Senado. Muchos otros datos como estos abultan el expediente del sabotaje de Miguel al PRD.

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