En este día

Hoy es el día del Poder Judicial, en el cual tradicionalmente las autoridades de ese estamento del Estado dominicano hacen profesión de fe, reafirmación de principios y determinación de continuar y profundizar la misión que tienen a cargo, impartir&#

Hoy es el día del Poder Judicial, en el cual tradicionalmente las autoridades de ese estamento del Estado dominicano hacen profesión de fe, reafirmación de principios y determinación de continuar y profundizar la misión que tienen a cargo, impartir justicia con probidad, calidad y firmeza, en el nombre de la ley.

El Poder Judicial se encuentra este año sometido a duras críticas. Ni las autoridades de administración judicial ni el aparato garante de la seguridad ciudadana escapan al rasero de personas, la sociedad civil, los partidos políticos e instituciones interesadas en la buena administración judicial.

Circunstancias y realidades han hecho inevitables las críticas, ya por el
desempeño y manejo de determinados casos, o por situaciones terribles, verdaderamente escandalosas que han conmovido la administración judicial. Jueces y fiscales investigados o perseguidos por crímenes. O dramáticamente detenidos. Una situación que nunca antes se había visto en la República. Sea por silencios cómplices, falta de voluntad, o que no se había llegado a los extremos que vemos hoy.

La cuestión es que celebramos el Día del Poder Judicial en un momento en que la misma justicia está sometida, si no a un “proceso”, al escarnio.

¿Qué hacer? ¿Qué pueden hacer los responsables de este poder del Estado ante una situación como esa? ¿Huir, renunciar o sentirse culpables?

El momento es oportuno para una profunda reflexión acerca del presente y el futuro de la institución judicial. Es el primer ejercicio. No es difícil. Pero también es oportuno para que otros actores reflexionen acerca del estado de la justicia y cómo contribuir a su regeneración crítica.

Lo más fácil es avivar el fuego. Drenar la llaga hasta desgarrar la herida. Se pueden hacer todas las denuncias, se pueden emitir todas las quejas. Puede salir todo el pus. Todo en el marco del sistema, del debate público fundado en realidades.

Pero el país necesita un aparato judicial. Una justicia confiable. No hay que voltear la isla. Sólo se requiere la voluntad de los responsables de ese poder y de los dolientes, que constituyen toda la sociedad, para cambiar el curso de la situación.

Este es un buen momento para decirnos que no todo está perdido. Y que es posible reemprender el camino.

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