Haitianos asumen tareas domésticas y de seguridad

En los últimos años la seguridad y el cuidado de muchas familias dominicanas se encuentran bajo responsabilidad de nacionales haitianos que trabajan como porteros de edificios y empleadas domésticas.

En los últimos años la seguridad y el cuidado de muchas familias dominicanas se encuentran bajo responsabilidad de nacionales haitianos que trabajan como porteros de edificios y empleadas domésticas.Motivados casi siempre por razones económicas y ante el desinterés de los criollos en desempeñar estas labores, cada vez más jefes de familia encomiendan estas delicadas tareas en manos extranjeras.

Es el caso de Lucía Rodríguez, quien reside en un condominio de 16 apartamentos en el sector de El Millón. “Teodoro lleva con nosotros como ocho años, él es muy bueno y colaborador y poco a poco se ha ido alineando con las costumbres de nosotros”.

El haitiano trabajó en la construcción de la edificación y una vez terminada y entregada a sus adquirientes se quedó a cargo de la seguridad.

Aunque está satisfecha con el desempeño del trabajador no duda en ocultar su preferencia por los criollos. “Tú sabes, que por razones históricas, no nos hemos llevado muy bien con los haitianos, con sus costumbres. Incluso, lo hemos hablado en las reuniones, pero ya uno se ha acostumbrado y, además, nos resulta más económico tenerlo a él”.

Teodoro gana RD$10 mil al mes, y aparte de sus funciones de portero, se encarga de la limpieza de las áreas comunes, podar los árboles y muchas veces ayuda a los vecinos a subir las fundas de supermercado.

Sólo en la calle donde trabaja, otros cinco compatriotas realizan las mismas funciones.

Johnny Louis emigró de Cabo Haitiano hace diez años. Trabaja como portero en un edificio del sector Los Prados, desde las 7:00 de la noche hasta las 6:00 de la mañana, y durante el día se dedica a limpiar casas con el fin de reunir la mayor cantidad de dinero para enviarlo a su familia en Haití.

Afirma que poco a poco se ha ganado la confianza de sus patronos. “Todo depende de cómo tú te comportes, porque tú sabes que estás en un país extranjero. Lo único que hago es trabajar”, dice mientras sostiene una manguera para limpiar las escaleras.

“Me siento como en familia”

“Aquí son muy cariñosos conmigo, tengo mi cuarto con mi baño y mi televisión”. Así se expresa Antonia Bernard, quien a sus 48 años se encarga del cuidado y las tareas domésticas de una familia de tres miembros en el sector El Millón.

Hace trece años que vino al país y desde entonces se desempeña como empleada de hogar. Afirma que tuvo que aprender a cocinar la comida típica dominicana y a realizar los quehaceres con más cuidado (cocinar, lavar, planchar, limpiar). “Yo cocino de todo ya, arroz, habichuela, pollo, de todo”, dice, dejando escapar una sonrisa.

“Es un fenómeno natural que no es negativo”

Para Jiménez, la incursión de los haitianos en los puestos de servicio se debe a que los dominicanos consideran estas actividades inferiores, desde el punto de vista del prestigio social y buscan otras alternativas de trabajo. Agrega que la integración de los extranjeros en el mercado laboral representa un impacto en términos económicos, demográficos y culturales para el país. “Es un fenómeno natural que no es negativo, que se da en otros países como EE.UU. o España, donde son los dominicanos los que realizan estas tareas”.

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