Lagunas en el feminismo del embajador Brewster

En la República Dominicana existen varias casas de acogida confidenciales (por motivos de seguridad y protección) para mujeres, niñas y adolescentes que sean víctimas de violencia. Se accede a ellas por medio de la Línea de Emergencia 24 horas del&#8

En la República Dominicana existen varias casas de acogida confidenciales (por motivos de seguridad y protección) para mujeres, niñas y adolescentes que sean víctimas de violencia. Se accede a ellas por medio de la Línea de Emergencia 24 horas del Ministerio de la Mujer. Los teléfonos (sin cargo) son 809-689-7212 y 809-200-7212.
También existen 52 oficinas provinciales y municipales donde se proporciona ayuda psicológica y legal a miles de usuarias de manera gratuita. Aparte de estos servicios, en el país también laboran varias organizaciones no gubernamentales tanto locales como internacionales que abordan el tema de la violencia contra la mujer con dedicación y empeño.

No es suficiente, por supuesto. La labor no terminará hasta que todas las mujeres y niñas puedan vivir una vida libre de violencia. Pero tampoco es nada. Las leyes que tenemos (imperfectas como son) son el fruto de esfuerzos durante décadas de mujeres feministas dominicanas. La concientización social sobre los feminicidios en el país representa un avance porque nombra y reconoce que los asesinatos ocurren precisamente porque las ultimadas son mujeres y niñas por razones de sexo; no todos los países identifican el problema como tal.

De hecho, en Estados Unidos no se reconoce el término “feminicidio”, lo cual dificulta identificar la misoginia como factor en el crimen. Tampoco es común que ningún periódico reporte cuando la violencia machista asesina una mujer o niña, a pesar de que en Estados Unidos la violencia machista asesina más de siete mujeres y niñas diariamente. Esto se debe, en parte, a que el feminismo estadounidense vive actualmente una profunda crisis interna, ya que el análisis político del concepto “mujer”, instrumental para el activismo feminista que busca desmantelar el patriarcado (como demostró el Miércoles Negro) está siendo cuestionado y trivializado de manera peligrosa.

Es por eso que los avances que hemos logrado deben ser reconocidos. Las casas de acogida dominicanas ofrecen refugio a más de 500 personas anualmente, en su gran mayoría mujeres junto a sus hijas e hijos. Las líneas de emergencia proporcionan planes de escape y referimientos a más de 3,800 mujeres anualmente. Entre apoyo legal y psicológico, el equipo de No Violencia ofrece apoyo a más de 11,500 mujeres al año a nivel nacional. Las campañas de sensibilización y educación como charlas y talleres son continuas.

No todo el mundo conoce estas informaciones. Pero tampoco es todo el mundo que sale a los medios de comunicación con el manto de defensor de los derechos de la mujer cuando desconoce lo más básico de la lucha contra la violencia en el país.

Recientemente el embajador de Estados Unidos James Brewster expresó en una entrevista televisada que “las mujeres no están protegidas aquí. Y no existe un lugar para las jóvenes poder ir cuando son víctimas de abuso por parte de sus compañeros. No existen grandes recursos de vigilancia y protección donde puedan sentirse apoyadas por quienes están a cargo de aplicar la ley y del Gobierno. Tenemos que mejorar esa situación. Tenemos que lograr algo mejor”.

Concordamos en que la situación debe mejorar, pero representa una laguna muy grande en el feminismo de una persona ignorar la existencia de las varias casas de acogida que operan en la República Dominicana y los avances en el tema. Y es una irresponsabilidad expresar que “no existen lugares” para mujeres víctimas de violencia en una entrevista televisada, porque ese mensaje puede llegar a mujeres en vulnerabilidad y fomentar la desesperanza, que es lo último que se necesita en una situación de violencia.
Es importante recordar que la violencia contra la mujer es un amplio espectro. Por cada feminicidio, existen cientos de situaciones de violencia que afortunadamente no llegaron a muerte. Muchas de estas mujeres y niñas hoy están vivas porque recibieron ayuda y servicios necesarios a tiempo.

A nadie le conviene menospreciar estos esfuerzos. Y los nihilistas que, ignorando la evidencia, insisten en que aquí “no se hace nada/no hay nada”, pueden poner en peligro la vida de mujeres y niñas al enviar mensajes que incentivan pesimismo y desolación en un segmento poblacional que de por sí es vulnerable. Toda persona que alega defender los derechos de las mujeres y niñas debe conocer los números de emergencia de memoria, como mínimo.

¿Será que hay hombres que dicen ser defensores de los derechos de la mujer, pero que en realidad no conocen el tema?

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