“Cuando plante rosales, siempre coseche flores”

El destino de alguien o algo está compuesto de dos tipos de cosas: partes incontrolables y otras tantas de cosas que dependen prácticamente de ese particular.

El destino de alguien o algo está compuesto de dos tipos de cosas: partes incontrolables y otras tantas de cosas que dependen prácticamente de ese particular. Las partes incontrolables, cosas como el país donde se nace, la familia, el entorno donde uno pasa sus primeros años, como uno se ve, sus habilidades innatas, etc., son cosas que la suerte del destino o la Divina Providencia se encargó.

De esto no vale la pena perder el tiempo en preocuparse.

La otra parte, que quizás sea la que más peso tiene en el resultado final, se basa prácticamente en lo que cada quien quiere ser.

Esta parte es muy individual y depende de las metas pautadas y de las decisiones tomadas para alcanzar estos propósitos.

Cada persona u organización es independiente, diferente y con aspiraciones distintas.

Algunos desean el éxito y por esto están dispuestos a hacer sacrificios; otros sólo buscan la felicidad, la cual no somete a tantos sacrificios.

Mientras que otros son conformistas y sólo hacen lo necesario para mantenerse igual, sin tomar riesgos ni aprovecharse de las oportunidades.

Pasa igual con las organizaciones. Hay equipos, como New England, Green Bay, Pittsburgh, Indianápolis, que se han mantenido en la cima de la liga durante décadas. Pero nada de esto fue improvisado.

Esas organizaciones han tomado las decisiones correctas y se han sometido a los sacrificios correspondientes.

Como escribió el poeta, prosista y diplomático mexicano, Amado Nervo, hace casi 100 años: “Porque veo al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino”.

Predicciones (13-26): Chicago, Miami, Arizona.

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