Si en tiempos  del aspirante presidencial pudo lucir que Danilo Medina tenía “la venta dura”, al estimarse su sobriedad una desventaja frente a adversarios “carismáticos”, hoy la conclusión sería que el gobernante llevaba la música por dentro. Alcanzó su gran meta política y su gobierno tiene una alta aprobación, pese a que la población ve mal la situación económica. Amén de medidas muy positivas, particularmente “el 4%”, su sobriedad y humildad personal afloran como puntales de esta luna de miel inicial. En lo sucesivo el mandatario debe maniobrar paralelamente, para que la economía tome un curso mayoritariamente favorable. Las penurias económicas son de las causas que rompen los matrimonios alguna vez muy felices.

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