La maestra de Yésica

En el artículo anterior, Encuentro con la Memoria, a propósito de nuestra participación en una actividad en el Centro Cultural Eduardo León Jimenes,  resaltaba los aportes de tres ilustres educadores dominicanos. Al mismo tiempo,…

En el artículo anterior, Encuentro con la Memoria, a propósito de nuestra participación en una actividad en el Centro Cultural Eduardo León Jimenes,  resaltaba los aportes de tres ilustres educadores dominicanos.

Al mismo tiempo, reconocía nuestra fe en los educadores de hoy, aún en medio de una sociedad que los mira con desconfianza, hostilidad y los tiene “a menos” en el competitivo mundo profesional.

Ellos tocan a diario la piel, el corazón y la mente de cada niño, y también dejarán su legado como lo hicieron Manuel de Jesús Peña y Reynoso, Ercilia Pepín y Rosa y Smester.

Esta carta,  que copio textual a continuación, fue  remitida recientemente  por una maestra a un colega educador, después del proceso de sensibilización para  un programa de acompañamiento que nuestra Universidad está desarrollando con el Instituto Nacional de Formación del Magisterio (INAFOCAM). La maestra escribe:

“Yésica tiene 13 años, está en tercer grado, sección C, vespertina, de mi escuela. En ella vi toda la motivación que implica llevar a feliz término este humano proyecto.

La niña que debería ahora estar cursando el séptimo u octavo grado, apenas va en tercero. Ella no lee, no conoce números, no distingue una letra de un número, no sabe de vocales ni consonantes, para ella, un número y una letra es lo mismo.

¿Cuántas Yésica hay multiplicadas? Esta niña y miles como ella son víctimas de la miseria humana, de la iniquidad, de la indiferencia, de la desigualdad. Por lo que toque a Yésica, doy gracias al proyecto y todos los que estén implicados.
Gracias por el rescate de esos niños y niñas que son inocentes”.

Esta carta la ofrezco como testimonio de los valiosos educadores que están en nuestras aulas, que marcan positivamente a sus niños, y que marcarán la educación de la República Dominicana, si les damos oportunidades serias de desarrollo personal y profesional. 

La carta  es un reclamo social dada la precariedad de la educación dominicana, a la vez que refleja el compromiso de la maestra con la realidad de sus niños.  La educadora critica, pero puede percibir la luz, acoger la esperanza,  y aliarse a la solución. 

Ojalá que el mensaje de la maestra de Yésica, llegue a  ministros y al propio presidente. A nosotros, nos confirmó nuestra misión y, nos ha sacado muchas lágrimas. l

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