El mismo show de siempre

El pleito entre la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina) y los clubes que participan en el torneo superior parece ser como un incendio forestal.

El pleito entre la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina) y los clubes que participan en el torneo superior parece ser como un incendio forestal.Es un fuego incontrolable que daña todo a su paso. Actualmente la situación es muy grave a lo interno de esa institución y estoy seguro de que se pondrá peor.

De hecho, y como para reforzar mis pensamientos, ayer supe que el presidente de la Abadina, Ramón Rodríguez, suspendió por cinco años a Augusto Castro, presidente del club Bameso.

Las razones parecen estar conducidas por el divorcio entre sus ideas.
Pero en general, la situación tirante a lo largo de estos meses, radica en la falta de transparencia en el manejo de los fondos que generó la pasada versión del torneo superior… y la pasada versión. Siempre es lo mismo. El mismo show.

No sé cómo se puede tropezar tanto con una misma piedra. Yo, que no me considero un Einstein ni nada por el estilo, no me imagino cayendo en una misma trampa tres veces. Eso sucede con los clubes y la Abadina. Es un matrimonio feliz al principio e infeliz al final, pero con la salvedad de que todos saben que la infelicidad llegará más temprano que tarde.

Me pregunto hasta dónde llegaremos. No veo cómo una institución pueda mejorar o echar hacia adelante si cada año es la misma cosa, si no se sale de ese lodo que afea y lacera nuestro deporte.

Ya está bueno de tanta retranca. Ya es tiempo de que nuestra dirigencia se adentre a los nuevos tiempos. Hay que sacar lo malo y dejar lo bueno, por bien del baloncesto distrital.

Si Ramón Rodríguez no es el presidente que merece la Abadina entonces no debió ser elegido. Si el problema son los clubes, entonces los clubes y sus dirigentes tienen que salir. Sea lo que sea, hay elecciones en diciembre.

Los clubes tienen el poder de unirse para lograr sus objetivos comunes a través del voto de sus miembros. Augusto Castro representa una preciosa oportunidad para dar un ejemplo de unidad y de madurez. Las instituciones están por encima de todos. ¡Despierten!

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