En estos días, uno de los temas más comentados han sido los debates electorales y la participación de varios candidatos presidenciales, en espacios concedidos por distintos medios de comunicación social.
Por simple definición, un debate es un acto de comunicación y exposición de ideas diferentes sobre un mismo tema, que generalmente se da entre dos o más personas, y el mismo será más completo en la medida que los argumentos expuestos resalten por la solidez de sus motivos.
En los debates electorales aplica esta misma definición, solo que destinada a la exposición de lo que sería el plan de gobierno de quienes aspiran a dirigir los destinos de una nación; a manejar recursos públicos para el bienestar común.
A propósito de esta coyuntura, la oposición política al partido de gobierno ha querido capitalizar la justificada negativa del presidente Danilo Medina a participar en estos debates.
Y es, en cierta manera, más que obvia la reacción de ataques de los candidatos presidenciales que querían ver a Danilo en ese mismo escenario. Ahora bien, el Partido de la Liberación Dominicana ha entendido que el presidente Medina nada tiene que debatir, y parte de la premisa de que la exposición de lo que debe ser un plan de gobierno para dirigir el Estado dominicano tienen que hacerla los que todavía no han tenido esa oportunidad.
En el caso de Danilo Medina, se trata de un presidente-candidato ya con la sobrada experiencia de haber gobernado casi un cuatrienio, un tiempo más que suficiente para evaluar la eficiencia gerencial de un presidente de la República.
Entonces, por vía de consecuencia, esto explica que Danilo Medina no participe en un debate electoral para hablar de lo que pretende hacer en caso de resultar ganador de la presente contienda electoral, porque en estos casi cuatro años es tanto lo que ha hecho que decirlo en un espacio televisivo resultaría redundante.
Si el fin del debate electoral es que el país escuche propuestas, hablar sobre la problemática actual y los planes para enfrentarla, no es necesario para Danilo Medina. Esto así, debido a que el presidente ha demostrado con pragmatismo irrefutable lo que ha hecho y está dispuesto a seguir haciendo por el país.
El presidente Medina ha sido coherente y con hechos, no sólo con palabras, ha dejado claramente establecido que su compromiso con el pueblo dominicano, con sus principios e ideales, no es pararse ante una cámara para fingir poses y hablar de diversos problemas sin plantear soluciones viables ni puntuales.
El pueblo dominicano es testigo fiel de lo que en todo este tiempo ha podido materializar Danilo Medina en provecho de la gente, especialmente de aquellos que nunca fueron tomados en cuenta en el plan de gobierno otros presidentes.
Este es el mejor de los debates para un mandatario responsable, mostrar sus obras realizadas en beneficio de la colectividad. Al pueblo le corresponde, pues, no dejarse manipular de manera perversa, por quienes incluso no aprovecharon este contexto para exponer futuros planes de gobierno, sino para denostar y arremeter con furia loca contra uno de los presidentes más transparentes y trabajadores de las últimas décadas.
Por suerte que el mismo pueblo está convencido de que el mejor debate está en cada esfuerzo encaminado por el gobierno de Danilo Medina para lograr el progreso alcanzado, y que estoy segura será indetenible en un nuevo gobierno suyo.
