Una de las luces más brillantes del Gobierno del Presidente Danilo Medina es el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, un logro en materia migratoria sin precedentes en la República Dominicana e incluso en el mundo, pues en ningún lugar se ha llevado a cabo algo similar y sólo ha sido propuesto por el presidente Barack Obama en Estados Unidos pero aún no se ha puesto en ejecución.
Gracias al exitoso Plan, llevado a cabo con una importante inversión y durante 18 meses para garantizar el orden y éxito del mismo, la mayor parte de los extranjeros que se encontraban en una situación irregular en nuestro país y por ende viviendo en incertidumbre han podido regularizar su status legal.
Esto no es sólo beneficioso para el extranjero porque vivirá sin temores, con sus correspondientes garantías jurídicas y la posibilidad de insertarse en el mercado laboral, sino también para el país que podrá tener un conocimiento y control más preciso de su población migrante, beneficios económicos por el mismo aspecto laboral y tributario y hasta mejorías en la seguridad ciudadana por la correcta identificación de personas en el marco de investigaciones por hechos delincuenciales.
Por lo anterior, resulta mezquino y muy injusto que aún persista con protestas una minoría ruidosa haciendo esfuerzos por empañar una de las medidas más transcendentales que ha tomado el presidente Danilo Medina y que había sido postergada por años, a pesar de ser un mandato de la ley, por los presidentes anteriores. La forma en que se han agudizado las quejas de estos grupos, justamente en tiempos preelectorales y sin fundamentos objetivos, resulta sospechosa y malintencionada.
Si analizamos lo difícil que ha sido para varios países de Europa el manejo del tema de refugiados en los últimos meses y las quejas de los funcionarios europeos por sentirse abarrotados con decenas de miles de inmigrantes es más fácil entender el extraordinario reto que asumió la República Dominicana, por razones legales y de organización pero también por motivos humanitarios.
Con un simple estudio de la historia dominicana se confirma que este Plan Nacional constituye el más amplio, organizado e importante esfuerzo por regularizar la situación de los extranjeros en el país y no debemos permitir que sectores malsanos logren confundir al respecto.
