¿Qué puede ocurrir mañana?

Lo que permite la existencia de una nación es su propio reconocimiento. El conglomerado se descubre por la unidad que deviene generalmente de la lengua común, sentimientos, identidades, costumbres e historia y unos determinados principios que permiten&#

Lo que permite la existencia de una nación es su propio reconocimiento. El conglomerado se descubre por la unidad que deviene generalmente de la lengua común, sentimientos, identidades, costumbres e historia y unos determinados principios que permiten la integración sobre un territorio.

Todos esos factores confluyen en lo que vendría a ser la voluntad de unos pobladores que de esa forma se ven como un pueblo, con sus especificidades y unicidad. Y como consecuencia, la proclamación de una constitución política que lo empodera de una entidad jurídica que viene a ser el Estado.

Así ha existido la República Dominicana en el concierto de las naciones. Y que sea de esa forma es lo que garantiza su supervivencia como nación.

Pero asistimos a unos momentos complicados. Por un lado, las profundas diferencias en lo que concierne a lo que es fundamental para la República desde el punto de vista de su integridad política y territorial, que equivale a decir su soberanía. Por otro lado, una guerra sin cuartel de descalificaciones, recurriendo a cualquier medio, sin parar mientes, con el único fin de alcanzar determinados intereses.

En el propósito de ganar determinada causa, se arremete contra el sentido de cohesión social de un pueblo, y se atenta contra su vocación de perpetuidad. En el otro ángulo, se persigue la destrucción de honras en el entendido de que por esa vía se alcanzarían ciertos presupuestos políticos.

Invocando razones convenientes o principios pretendidamente universales, o valores como la decencia y la sanidad pública, se llega a extremos insospechados. Sin embargo, algunos no resistirían un análisis serio si se viaja al pasado relativamente reciente.

Naturalmente, no faltarán quienes piensen que esa ha sido la República Dominicana de siempre y que simplemente estamos en uno de sus tantos períodos circulares en la etapa previa de una campaña electoral.

Pero insistimos: Si los actores no se reconocen ni se respetan ¿qué puede ocurrir mañana? 

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