Sentencias de muerte

Por segunda vez en este año 2013, el jefe de la Policía Nacional, mayor general José Armando Polanco Gómez, ofrece temerarias declaraciones que a todas luces parecen públicas “sentencias de muerte” contra presuntos delincuentes.

Por segunda vez en este año 2013, el jefe de la Policía Nacional, mayor general José Armando Polanco Gómez, ofrece temerarias declaraciones que a todas luces parecen públicas “sentencias de muerte” contra presuntos delincuentes.

La primera “bravuconada” de esta especie ocurrió en enero, cuando se refirió al entonces buscado Ángelo de León (Cacón) y explícitamente dijo: “Lo digo sinceramente a la sociedad dominicana, con toda la responsabilidad del mundo, me gustaría que no se entregue. Yo como jefe de la Policía no es verdad que la sociedad me puede permitir a mí que me siga poniendo de mojiganga de un delincuente”.

Luego de una amenaza televisada de muerte tan clara que no soporta interpretaciones, Cacón fue cercado y muerto de ocho balazos por una patrulla policial, en el residencial Marañón II de Villa Mella, exactamente al día siguiente de la “orden del Jefe”.

Como esto no tuvo consecuencias para un jefe de la Policía que hace tiempo está “jugando tiempo extra” y del que la mayoría de los dominicanos esperábamos una sustitución, parece sentirse legitimado para repetir en un nuevo caso la misma barbaridad.

Esta vez se trata del responsable de la muerte del coronel Julián Suárez Cordero en el incidente ocurrido en los alrededores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) el pasado martes, ya que no deja espacio a subjetividades ni dudas lo dicho por Polanco Gómez cuando afirma que “vamos a responder de la misma manera, tal para cual, sin importar los vínculos políticos o sociales que tengan los responsables de la muerte del oficial”.

Esto es una aberración, no por compasión con delincuentes, ni siquiera porque es ilegal, sino principalmente por el poder discrecional y autoritario que le atribuye a un policía de decidir quiénes son los malos, qué hacer con ellos, y hasta tronchar investigaciones cuando en este proceso se eliminan testigos clave o simples autores materiales de algún crimen con autores intelectuales de mayor envergadura (como posiblemente ocurrió en el caso de Cacón).

La actual jefatura de Policía no sólo le resta al gobierno del presidente Danilo Medina, sino que además lo reta. Desafía la autoridad de un mandatario ecuánime que no apoyaría jamás esta manera de proceder y le hace daño a una gestión que hasta ahora ha marchado a buen paso y con muchas luces.

Sustituir al mayor general Polanco Gómez es desde hace unos meses ya una necesidad urgente y por estos acontecimientos y otros más, debería ser una prioridad gubernamental. l

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