La convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) efectuada por el presidente Leonel Fernández apenas 10 días antes del cambio de gobierno para suplir la vacancia que existe en la Suprema Corte de Justicia (SCJ) por la renuncia del expresidente de la misma, llama poderosamente la atención.
Si bien es cierto que existe dicha vacante no menos cierto es que la renuncia se produjo en el mes de diciembre de 2011 justo después de la selección de la nueva SCJ y su presidente; por tanto si en más de siete meses no se ha considerado urgente convocar al CNM para elegir al sustituto no existe ninguna razón que justifique esta convocatoria ahora.
El proceso de selección de los miembros de la SCJ, Tribunal Constitucional y Tribunal Superior Electoral dejó un amargo sabor no solo a aquellos juristas y jueces que creyeron en el mismo y decidieron participar pensando que serían respetados algunos criterios elementales para una elección justa, sino para todos aquellos ciudadanos que lo seguimos con interés con la esperanza de que se fortaleciera nuestra institucionalidad y salimos con la profunda decepción de que hubiera ocurrido lo contrario.
A pesar de los reclamos de que se organizara una selección en base al cumplimiento de criterios objetivos, lamentablemente el fin perseguido fue el de repartir un botín político entre líderes aliados; aunque esto significara llevarse de encuentro carreras meritorias o dejara sin argumentos creíbles el por qué se desestimaron excelentes candidatos y se prefirieron otros cuya selección parece no tener otra justificación que la de su afiliación política.
En circunstancias que apuntan más a razones políticas que a reales necesidades, el presidente Fernández ha convocado el CNM para elegir el juez faltante de la SCJ.
La prudencia indica que una decisión trascendental como lo es sin lugar a dudas la elección de un juez de la SCJ, no debería ser efectuada en la víspera de un cambio de gobierno. Algunos querrán justificar el hecho diciendo que como el presidente de dicho consejo es el presidente de la República, el proceso debería ser completado por el que lo inició.
Sin embargo, no hay razón para ello. De hecho ya hay un nuevo miembro del CNM que es precisamente el nuevo presidente de la SCJ. Como la vacante que hay que suplir proviene de la cuota que corresponde a la carrera judicial, la selección que se haga debe respetar dicha carrera y debería asegurar que la persona elegida tenga el perfil idóneo para completar la Cámara de Tierras, Laboral, Contencioso Administrativo y Tributario.
Nuestras largas transiciones se caracterizan por fuertes contrastes entre el tedio de la falta de acciones necesarias y el peligro de decisiones cuestionables que comprometen al Estado y al gobierno siguiente.
Ojalá que se dejara sin efecto esta inoportuna convocatoria del CNM para la elección del juez faltante, evitando un muy negativo precedente de que todo se puede incluso en época de transición, hasta la selección de un miembro de la Suprema Corte de Justicia.
