Tres días para matar

Un agente del servicio secreto gringo tiene 3 meses de vida antes de morir de una enfermedad terminal. Eso es casi un cliché clásico, como primicia.

Un agente del servicio secreto gringo tiene 3 meses de vida antes de morir de una enfermedad terminal. Eso es casi un cliché clásico, como primicia. La variante es que prueba un medicamento experimental, una droga, y mil cosas ocurren con los efectos alucinógenos, su reencuentro con su hija en París y un último encargo como agente secreto. Y es con esa variante que el filme de acción adquiere mayor ritmo al caer en situaciones cómicas, gags, que le salvan de ser un disparate total de película de acción pirotécnica. La mezcla de géneros es un tipo de experimento que viene haciendo el cine comercial con tal de mantener el mercado. Y este filme es parte de esos experimentos por lo que usted necesita estar al tanto de lo que está comprando como cine. Por momentos es acción, luego suspense, thriller, más adelante comedia mezclada con drama familiar y todo lo que sirva para retozos cinematográficos calculadamente intencionales para captar su atención. Es decir, estamos ante otro absurdo del cine comercial tremendista que busca la taquilla haciendo concesiones con tal de llenar salas de cine. Solo que tampoco esta versión logró su objetivo y se guayó con el público gringo.

La película se afianza sobre la figura del cineasta Kevin Costner que la protagoniza. El resultado ha sido deprimente, sobre todo si tomamos en cuenta su destacado trabajo en la miniserie de tv Hatfields & McCoys, disponible en internet. Y es que la opción narrativa del filme son sus tramas y subtramas anodinas deja fuera de tono al personaje central y a su “viaje del héroe”; el experimento impersonal, sin género definido acaba con toda emoción, aunque se pasen todo el tiempo torciendo todo tipo de evocaciones familiares sobre el personaje central. Vemos a un papa bueno en contrapunto con un asesino despiadado, una rémora aséptica, sin ton ni son, cuya evolución se sostiene en clichés, moralismos y gags, donde solamente los pretendidamente humorístico gusta y llega con bastante gracia. Con todas esas locaciones parisinas, uno siente que la película está más interesada en una exposición turística que en mostrarnos una historia. Algunas escenas, como la del parto de una inmigrante africana y el final de esta “historia”, salvan un poquito a este absurdo cinematográfico.

HH Guión: Luc Beson. dirección: McG.
Duración: 117 minutos.

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