Una importante amenaza para la región

El virus de la chikungunya se ha movilizado de tal manera que tiene en alerta a todas las islas del Caribe y a muchos países de la región, debido a que, aunque generalmente no es mortal, no existe hasta el momento una vacuna o un tratamiento aprobados.

El virus de la chikungunya se ha movilizado de tal manera que tiene en alerta a todas las islas del Caribe y a muchos países de la región, debido a que, aunque generalmente no es mortal, no existe hasta el momento una vacuna o un tratamiento aprobados.

La chikungunya, que se conoce desde el 1952 cuando apareció en Tanzania, fue detectada en América por primera vez en la isla de San Martín en diciembre de 2013 y ya se han confirmado casos en Cuba, Venezuela, El Salvador, Surinam, Perú, Estados Unidos, Antigua, Dominica, Haití, Anguila, Aruba, Martinica, Guadalupe, San Bartolomé, Santa Lucía y entre tantos más República Dominicana, que suman cerca de 140 mil casos confirmados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el continente americano.

La patogenia permanece desconocida, hay discrepancias entre médicos de todo el mundo sobre si la inmunidad es de por vida o sólo muy prolongada, hay estudios como el de Lillian Porta que plantean la posibilidad de que puede haber contagio de persona a persona, las vacunas aún están en fase de experimentación y los únicos tratamientos son sintomáticos, lo que confirma que esta es otra de las enfermedades poco estudiadas y desatendidas que resurgen y tienen una mayor probabilidad de propagación en los países en vías de desarrollo, por lo que representa una importante amenaza para América Latina.
Justamente por las razones anteriores es que son muchos los lugares donde la gente desconfía de las informaciones oficiales difundidas sobre el virus, especialmente en lo relativo a la manera de transmisión. Y en República Dominicana no es el único lugar en que muchos han cuestionado el dato de que el mosquito es el vector, pues en esta misma semana en la isla de Dominica las propias autoridades de Salud Pública afirmaron no creer que la enfermedad sea adquirida por la picadura de un mosquito.

Este virus sin dudas constituye un reto para epidemiólogos, autoridades sanitarias y médicos en general. En países como el nuestro, también coloca al Gobierno y al Ministerio de Salud Pública en una difícil posición en materia presupuestaria puesto que el potencial de la chikungunya de producir casos en periodos cortos ha demostrado ser impresionante, lo que podría requerir la inversión cuantiosa en planes de contingencia y prevención que no habían sido considerados.

Por el momento y en ausencia de datos cruciales, el enfoque de las autoridades debe ser reforzar programas de vigilancia y control epidemiológico y concienciar al país con campañas que promuevan medidas puntuales. l

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