Vivir más allá de los 60

Darle valor a las palabras es el compromiso que me he autoimpuesto desde que comencé a ejercer el periodismo, hace ya mucho tiempo, tanto que dentro de unos pocos días serán 38 años.

Darle valor a las palabras es el compromiso que me he autoimpuesto desde que comencé a ejercer el periodismo, hace ya mucho tiempo, tanto que dentro de unos pocos días serán 38 años.Respetar el valor de las palabras, es usar la capacidad de comunicarse para construir y obligarnos a que lo que decimos y escribimos se corresponda con lo que hacemos.

También he dedicado tiempo a construir frases reflexivas o estimulantes para compartirlas con mis amigos y relacionados en fechas especiales como el inicio de año, el día de cumpleaños, aniversarios u otras fechas especiales.

En esos afanes, este año he saludado en su cumpleaños a los amigos y amigas que ya pasan la línea del medio siglo, sugiriéndoles que como no pueden detener el paso del tiempo para impedir que avance la edad, que se concentren en frenar el envejecimiento de sus ideas y su interpretación de la realidad que los circunda. Que los años envejezcan tu cuerpo, pero no tus pensamientos.

Para algunos la juventud es cuestión cronológica y categoría demográfica. Visto así, una persona deja de ser joven el día que cumple 36 años. Para otros, la juventud se mide por la edad de las ideas. Lo primero es concreto y de fácil aplicación; lo segundo, subjetivo y complejo. Permite clasificar como viejos a muchos que demográficamente son jóvenes; y a gentes de la tercera edad como jóvenes, por las ideas que sustentan su relación con el entorno.

Esto es muy complejo. Sobre todo, si toca considerarlo a quien como yo ha jurado respetar la palabra y no usarla para maquillar realidades, y se autoevalúa como joven por las ideas, pero al mismo tiempo -hoy viernes 28 de septiembre-, se cumple una década de haber pasado la raya de los 50 años.

Es muy complicado insistir en mantener un pensamiento joven, pero saber que estadísticamente faltan 5 años para que al llenar formularios, en la cuestión de la edad, tener que marcar la última casilla que dice 65 años y más, es decir, el punto en que ya no importa si tienes 66 ó 76, porque estadísticamente eres de avanzada edad y te llaman como Don Manuel.

Más allá de las seis décadas hay vacunas que alivian el efecto físico del paso del tiempo. Por ejemplo, cuando los más jóvenes aceptan compartir contigo y te consideran su profesor; y cuando -sin choques- pasas a ser asesor de la generación de relevo en las empresas o instituciones para las que trabajas.

Ese tipo de situaciones contribuyen a valorar el sentido del tiempo más allá de los 60 y -sobre todo- el valor de una vida coherente respetando la palabra. ¡Lo celebro!

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas