La salud, una inversión que no puede esperar

En mi amplia experiencia recorriendo el país, he podido notar una preocupación común en la mayoría de hogares dominicanos.

En mi amplia experiencia recorriendo el país, he podido notar una preocupación común en la mayoría de hogares dominicanos. Una que quizá no recibe la cobertura que amerita, pero que ahoga en desesperanza a una gran parte de nuestros ciudadanos y sus familiares. Me refiero al sector salud y todo lo relacionado a esto. Como político, son constantes los lamentos que escucho de personas que aún teniendo empleo, no logran cubrir siquiera las que pudiésemos considerar como atenciones médicas básicas. Peor aún, quienes sí logran acceder a estos cuidados, se encuentran la oscura realidad de que nuestros centros médicos están sub-equipados, carecen de personal suficiente y se encuentran en condiciones deplorables.

Esto pinta un panorama lúgubre que no tiene lugar en el siglo XXI, época en que los avances de la ciencia han permitido superar enfermedades que anteriormente representaban una profunda angustia. Por ende, no podemos ignorar que existe una emergencia en la salud dominicana y que como aspirantes a encabezar el gobierno nacional, debemos presentarle al pueblo una verdadera alternativa con políticas públicas que rescaten al sector y con ello, a los enfermos.

Nuestra propuesta se basa en distintos ejes, comenzando con supervisión y fiscalización. Es necesario optimizar la parte gerencial de los centros de salud. Proponemos la creación de mecanismos de vigilancia, rendición de informes periódicos y sistemas de evaluación al igual que comités de ética, que contribuyan a mejorar la calidad y la eficiencia en los servicios.
Para lograr esto, es necesario considerar que la administración de los centros sea gerenciada de manera colegiada, específicamente por un gestor de Procesos, un médico especialista y un gerente de Recursos Humanos para lograr que sean administrados con la eficiencia como base.

Segundo, trabajar en la prevención. Como ustedes bien saben, los cuidados preventivos implican un gasto, pero nada como el cuidado médico durante una enfermedad, el cual puede destruir el patrimonio de cualquier familia, incluso las más adineradas.
Debemos tomar conciencia como nación de la importancia de prevenir y para ello, desde el gobierno trabajaremos junto a las autoridades municipales, empresas, iglesias y organizaciones comunitarias para incorporar a los sectores populares en nuestro programa preventivo, tomando inspiración en programas similares como el registro infantil chileno.

Tercero, combatir la falsificación de medicamentos. Este es un mal muy presente en nuestro país y son demasiadas las vidas que se ven afectadas por quienes buscan enriquecerse de esta manera despiadada. Personalmente, impulsamos el artículo 3 de la Ley General de Salud que es el que establece las sanciones penales para esta conducta atroz y desde el gobierno lo cumpliremos al pie de la letra.

Cuarto, adecuación del presupuesto para remunerar de manera justa a los médicos, impedir la fuga de cerebros y equipar de manera adecuada nuestros hospitales de modo que encontrarse en Estado de emergencia en una comunidad rural no sea, como lo es hoy, una condena a muerte. Los de siempre dirán que es que no hay dinero para ello, y claro que no lo habrá mientras siga existiendo un gasto deficitario por operadores políticos no productivos. Es por eso que insistimos en la necesidad de una reforma integral de nuestro sistema fiscal, junto con la urgente responsabilidad fiscal que liberará los cuantiosos recursos que hoy se pierden en el populismo clientelar que nada resuelve.

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