La reelección se contagia o se pega primero por el deseo que tenga un Presidente en seguir en el “carguito” y en segundo lugar por las alabanzas y adulonería que del mandatario hacen muchos funcionarios, sean de primera, segunda, tercera, cuarta y quinta categoría, quienes cada vez que hacen cualquier acto oficial siempre citan el cliché de que cumplen deseos o promesas del jefe del Estado. Tanto dicen y repiten esas frases manidas que ponen a cualquier ser humano a creerse que es la última coca cola en el desierto. Es como si su posición la preservarán no por eficientes, sino por alabarderos. Harían bien los presidentes en prohibir tantas lisonjas y “limpiasaquismo” a sus funcionarios.

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