Varias hipótesis han sido presentadas para explicar el resultado de las primarias que escogerían al candidato presidencial del PLD para las elecciones del 17 de mayo del 2020. “Hackeos” de unos rusos no identificados; infiltración de un algoritmo para distorsionar el voto emitido; fraude cibernético para producir un resultado contrario al de varias encuestas publicadas; no auditoría del código fuente e imposibilidad de acceso a la bitácora, a la base de datos local y de destino, así como a los aplicativos en los servidores; quintuplicación de los votos emitidos (luego se aclaró que no había tal quintuplicación: cada elector votó por 5 precandidatos: presidente, senador, diputado, alcalde y regidor); transmisión segmentada y en tiempos diferentes de resultados, indicadores de la manipulación de la data; “hackeos” telefónicos ejecutados por expertos locales (luego descartados); 4.85% ó 93,597 de los votantes válidos del PLD cuyos comprobantes de votación supuestamente no coincidieron con los candidatos elegidos en las pantallas (luego Participación Ciudadana aclaró que se refería a 18 casos concretos no comprobados de votantes, equivalentes al 0.004% de los electores en esas 389 mesas que se quejaron de esto); negativa de la JCE al escrutinio manual del 100% de la votación (luego que la JCE aceptó realizar el conteo manual del 100% de las votaciones, se planteó la hipótesis de ruptura de la cadena de custodia y la consecuente erosión de la confiabilidad del conteo manual de los votos); debilidades institucionales; imperio del presidencialismo; influencia del dinero; compra de votos; inducción del voto a través de publicación de resultados parciales mientras había personas votando en algunas mesas; preferencia del presidente de la JCE por uno de los pre-candidatos, entre otras, han sido las hipótesis lanzadas para explicar el porqué Gonzalo Castillo, según los resultados del escrutinio y transmisión del voto electrónico, obtuvo 26,690 votos más que el ex presidente Leonel Fernández.

No voy a analizar ni ponderar las hipótesis anteriores pues no dispongo de informaciones, datos o elementos de juicio que me permitan aprobarlas o rechazarlas. Dado lo anterior, resulta relevante determinar si existen otras hipótesis que pudiesen explicar el resultado, teniendo en cuenta la publicación de una encuesta independiente, la Mark Penn/Stagwell-Noticias SIN, que mostraba entre el 26 y 29 de septiembre, a Gonzalo Castillo y Leonel Fernández empatados en 46%. Los resultados de la Mark Penn/Stagwell-Noticias SIN, coincidieron con dos encuestas privadas no publicadas, realizadas entre el 26-28 de septiembre y 26-29 de septiembre por reputadas empresas encuestadoras, las cuáles mostraban a ambos candidatos empatados en 49% en una y en el rango 50%-48% en la otra, con un margen +/- 2.8%. Tres días después, la vicepresidente Margarita Cedeño llamó a votar por Leonel Fernández. Al día siguiente, el presidente Danilo Medina, cuya gestión fue evaluada como excelente/buena por el 61% de los encuestados en una de las encuestas privadas, para despejar dudas, habló claro, preciso y directo en el acto de cierre de campaña de Gonzalo Castillo, al afirmar que éste era la sangre nueva a la que había hecho referencia, mientras anunciaba que él iba a votar por Gonzalo Castillo. Visto lo anterior, el resultado final de 48.72% obtenido por Gonzalo y el 47.29% recibido por Leonel, no debería ser asociado necesariamente a factores sorpresivos o inesperados, más aún si tomamos en cuenta que el margen de error de la encuesta Mark Penn/Stagwell-Noticias SIN que los colocaba empatados, era de +/- 3.1%.

Cuando analizamos los resultados del escrutinio del voto electrónico por provincia, encontramos que Gonzalo Castillo superó a Leonel Fernández en 24 de las 32 provincias. Leonel Fernández ganó con un margen holgado en la Región Metropolitana (DN y PSD), específicamente, con 97,569 votos de ventaja. Sin embargo, en el resto de las provincias del país, Gonzalo Castillo logró una ventaja de 124,259 votos. Cualquier centro de cómputos organizado, a las 4 p.m. del 6 de octubre habría advertido rápidamente que el voto del interior del país a favor de Gonzalo Castillo venía con una intensidad mayor que la fuerza del pueblo metropolitano que había exhibido Leonel Fernández. Gonzalo ganó con buen margen en Santiago, Puerto Plata, La Vega, Espaillat y San Pedro de Macorís. Pero lo que definitivamente parece haber inclinado al final la balanza a favor de Gonzalo Castillo, fue el margen que logró registrar frente a Leonel Fernández en el Sur. El ex presidente tenía una ventaja de 1.22 puntos porcentuales a las 5:27 p.m. Sin embargo, los mapas electorales por provincia en ese momento indicaban la existencia de un retraso considerable en las mesas computadas del Sur con relación al resto del país. Por eso, la politóloga Rosario Espinal advirtió en Color Visión (canal 9) que no era posible predecir el resultado. Cuando los cómputos de las mesas del Sur se aceleraron, a las 7:00 p.m., la ventaja desapareció y Gonzalo terminó superando a Leonel por 1.43 puntos porcentuales.

Hemos mencionado que, a nivel nacional, el margen fue de 26,690 votos. En las 10 provincias del Sur, el margen de Gonzalo Castillo sobre Leonel Fernández fue de 46,264 votos. ¿Sorpresa? No creo que nadie, en su sano juicio, podría haber esperado un resultado diferente en el Sur teniendo en cuenta que Gonzalo es de Barahona y Danilo de San Juan. Pero, sobre todo, si se tiene en cuenta que el Sur ha sido una de las regiones que más atención ha recibido durante los 7 años de los gobiernos de Danilo Medina. A pesar de que esa región apenas contribuyó el 1.3% de las recaudaciones totales del Gobierno, recibió el 22.4% del total de la inversión pública durante los últimos 7 años. ¿Podrían haber sido diferentes los resultados en el Sur a sabiendas que entre 2012 y 2018 la pobreza general se redujo 16, 17 y 23 puntos porcentuales (p.p.) en las subregiones de Enriquillo (Barahona, Bahoruco, Independencia y Pedernales), El Valle (San Juan y Elías Piña) y Valdesia (Azua, San Cristóbal, San José de Ocoa y Peravia), mientras la pobreza extrema bajó 14, 10 y 10 p.p. en esas subregiones, respectivamente?

Si alguien le aseguró al ex presidente Fernández que la fuerza de los pueblos del Sur estaba mayoritariamente con él y no con Gonzalo, definitivamente se distanció de la verdad. A pesar de que el Sur apenas cuenta con el 17% de la población nacional, esa región recibió el 45% de las 267 visitas sorpresas que ha realizado el presidente Danilo Medina entre el 2013 y lo que va del 2019. En otras palabras, durante 121 domingos en que la mayoría de nosotros optamos por descansar y disfrutar con nuestras familias, Danilo Medina se dedicó a escuchar y apoyar las iniciativas y emprendimientos de los habitantes de la región más pobre del país. ¿Alguien le informó al ex presidente Fernández que producto de esas visitas, el Gobierno ha apoyado con financiamientos, construcciones y equipos un total 864 proyectos presentados por los habitantes del Sur? Pero, sobre todo, alguien le comentó al ex presidente que Gonzalo Castillo acompañó a Danilo Medina en 116 de esas 121 visitas sorpresas a las provincias del Sur? La atención que Danilo y Gonzalo le prestaron al Sur podría explicar el porqué mientras en la Región Metropolitana (DN + PSD) votó el 21.3% del padrón abierto habilitado a los electores del PLD en dicha región, en la Región Sur votó el 32.3%.

No tengo elementos de juicio que me permitan asegurar que esta hipótesis que presento al debate sobre las posibles explicaciones de los resultados de la elección del candidato presidencial del PLD para las elecciones del 2020, es más fuerte que las demás hipótesis que listamos en el primer párrafo de este artículo. Sin embargo, al estar respaldada por hechos y datos fácilmente comprobables y verificables, considero que merecería ser ponderada junto con las demás que han sido presentadas a la consideración de la opinión pública. Si hubo un arma secreta utilizada por Danilo Medina para que su pupilo, Gonzalo Castillo, ganara las primarias fue esa: su sesgo a favor de la Región Sur, la que lo vio nacer y a la que ha dedicado más tiempo, esfuerzo y recursos que el dedicado por cualquier otro presidente en la historia de la Nación.

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