Un admirado amigo, economista y pasado director regional de un organismo internacional, aporta algunos datos que pueden servir de insumo para entender lo que ha venido ocurriendo en Chile y sus lecciones para la región, en especial para nuestro país.

Nos dice, con breves palabras, que el origen se sitúa en las acentuadas desigualdades en la sociedad chilena, pero nunca, destaca, tan desigual como lo es en la nuestra. Dice en lenguaje directo, “los ‘patipelados’ (así llama la élite gobernante chilena al pueblo) nuestros no son educados y no ejercen el derecho a la rebelión que les asiste. Pero yo le temo (agrega) a un estallido social, sobretodo por el ensimismamiento que está demostrando nuestra clase política”.

El viernes la población chilena se movilizó, estimándose en los medios informativos poco interesados, en más de un millón de personas. Al término de aquella demostración, los corresponsales de CNN hacían saber que no hubo discursos y liderazgo visible; a eso se suma que la convocatoria fue en las redes sociales y entre los diferentes sectores sociales participantes.

Chile, teniendo un índice de desarrollo mayor que muchos países del continente, se anticipa a exigir el ejercicio de sus derechos. Porque los conoce y la élite gobernante no puede detener esa voluntad. Lo podían hacer bajo el control de los medios tradicionales de la comunicación, pero en esta era digital las redes han revertido los controles sociales.

La situación chilena está llamada a complicarse, puesto que la presencia hostil de los carabineros es inaceptable en un país donde aún es fresca la amarga dictadura de Pinochet. Ha llamado la atención que quien tiene la autoridad sobre los carabineros es el Ministro de Interior y Seguridad, Andrés Chadwick, militar proveniente de la cercanía de Pinochet.

Por demás en Chile no hay vicepresidencia y la figura de segundo orden es ese Ministro de Interior y Seguridad, primo del Presidente Piñeira. Todo esto deja claro que en Chile, además de la desigualdad y ser un pueblo educado consciente de sus derechos, aún respira el olor a azufre, el olor del diablo; el de la opresión. Creían que vivían en plena democracia, hasta que un grupo de estudiantes reclamó por el aumento del pasaje en el metro.

Descubrieron que ahí estaba instalada la élite gobernante, quien usaría a los carabineros para detener sus protestas, apoyados por bocinas continentales alegando saqueos animados por comunistas.

Lo que las fuerzas conservadoras del continente no preveían es que las redes sociales les enseñarían al mundo a los excluidos de nuestros países. Una parte migraron a países desarrollados por razones de sobrevivencia económica, pero mantienen comunicación directa en los medios digitales con sus familiares y el aprendizaje de cómo se debe vivir.

A su vez las fuerzas progresistas no han sabido manejarse por atribuirse la representación popular, sin considerar el manejo equilibrado de la economía.

Si Chile es un anticipo, en nuestro país nos preparamos desde hace cierto tiempo porque se veía venir el desplome de este gobierno, con la consecuencia de que a Leonel le habría ocurrido tal como lo cuenta la fábula del sapo y el alacrán. A tiempo Leonel se salió de debajo del alacrán para crear una nueva fuerza, advirtió que el PLD, igual que ayer el PRD, había terminado su vida útil.

Posted in Edición Impresa, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas