En uno de sus escritos más encantadores, el travieso y ocurrente Mark Twain aconsejaba sabiamente a las niñas pequeñas, y sobre todo a las niñas malas, que son la mayoría, algo que se me quedó grabado para siempre como lección de vida:

“Si en cualquier momento consideras adecuado castigar a tu hermano, no lo hagas con barro; nunca, bajo ninguna circunstancia, le eches barro, porque le ensuciarás la ropa. Es preferible rociarlo con un poco de agua hirviendo, puesto que así obtendrás los resultados deseados. Te asegurarás de que preste atención a las lecciones que tratas de inculcarle enseguida, y al mismo tiempo el agua caliente eliminará las impurezas de su persona y probablemente también de su piel, incluidos los granitos”.

De la misma manera, y por asociación de ideas, pienso que de esa lección se desprende otra no menos importante. Una que también aconsejaría sin lugar a dudas Mark Twain:

Si tu hermanito se ensucia de barro, lava la ropa con él adentro, preferiblemente en la lavadora, y plánchala después mientras la tiene puesta. Esto le servirá seguramente de escarmiento.

Otro consejo mucho más elaborado, que a muchas niñas parecerá maravilloso, tiene y no tiene que ver con cierta manera de relacionarse entre hermanos, pero sobre todo con la candidez, la ingenuidad propias de una cierta edad y de una forma (quizás autobiográfica) de apreciar la realidad y dejarse engañar en los negocios:

“En ningún caso debes quitarle a tu hermanito su chicle por la fuerza, es preferible engañarlo con la promesa de que le darás los primeros dos dólares y medio que encuentres flotando en el río sobre una piedra. Con la cándida y natural ingenuidad propia de esa edad, a él le parecerá una transacción absolutamente equitativa. Desde que el mundo es mundo, esta ficción eminentemente plausible ha engatusado al obtuso infante y lo ha llevado a la ruina y al desastre financiero”.

En cuanto a sus ideas didácticas, y en casi todo lo demás, Mark Twain era un hombre muy adelantado a su tiempo. La época y las circunstancias en que vivió les quedaban como quien dice chiquitas. Por eso solía decir: “Nunca permití que la escuela interfiriera con mi educación”. Mark twain se educó solo, en efecto, y lo que aprendió no se enseñaba en ningún centro educativo, ni en el hogar, y mucho menos en la iglesia. Se diría que aprendió desde pequeño a nadar contra la corriente. Lo que enseñó también era fuera de serie. Las cosas que decía estaban muchas veces reñidas con el llamado sentido común, reñidas con el conformismo, con la manera habitual de pensar, con las buenas costumbres.

Su modo de pensar no estaba, sin embargo, en contradicción con los valores familiares. La familia fue todo para él, la fuente de sus dichas y de sus mayores tragedias y sufrimientos. Por eso aconsejaba a las niñas, con morosa delectación, obedecer siempre a los mayores. Honrar en cualquier circunstancia padre y madre. Obedecer un poco, sólo un un poco, a su manera: por lo menos circunstancialmente:

“Si tu madre te pide que hagas algo, no está bien decirle que no. Es mejor y más conveniente darle a entender que harás lo que te ordena y, después, proceder con discreción según los dictados de tu sabio criterio”.

Mark Twain también aconsejaba a las niñas ser agradecidas con sus progenitores y sobre todo tolerantes. Tolerantes hasta un cierto punto. Es decir, otra vez a su manera y un poco circunstancialmente:

“Recuerda que debes sentirte agradecida a tus padres por el alimento que recibes y por el privilegio que te otorgan de quedarte en casa cuando finges estar enferma para no ir a la escuela. Por eso debes acatar sus pequeñas injusticias, complacer sus caprichitos y tolerar sus pequeñas manías mientras no te harten demasiado”.

Lo que Twain recomienda a las niñas en relación a su padres, vale también para los mayores. Honrar padre y madre significa igualmente respetar y querer a las personas de edad: “las niñas siempre demuestran su madurez, así que nunca debes sacar la lengua a los viejos, a menos que ellos lo hagan primero”.

En cuanto al respeto a los sufridos maestros recomienda algo parecido:

“Las niñas buenas no deben ponerle mala cara a sus maestras ante cualquier mínima afrenta. Sólo deben recurrirse a esta medida en circunstancias particularmente graves”.

Respecto a la honradez, también son irónicamente un poco ambiguas sus prédicas. Todo sigue siendo, en apariencia, circunstancial: una niña tiene que ser honrada, desde luego, parece decirnos Mark Twain, a menos que no sea necesario:

“Aunque sólo tengas una muñeca de trapo rellena de serrín, y una de tus amiguitas tenga la fortuna de poseer una de la porcelana más cara, debes tratarla con amabilidad. Y no debes intentar intercambiársela a toda costa, a menos que tu conciencia te lo permita y sepas que tienes ocasión de hacerlo”.

Estos sanos consejos, que en la época de Mark Twain se consideraron y se siguen considerados escandalosos, forman parte del libro “The 30,000 Dollar Bequest and Other Stories”, publicado en 1865. En esta escandalosa, deliciosa “serie de recomendaciones políticamente incorrectas, Twain invita a las niñas pequeñas a ignorar las restricciones impuestas por la sociedad y a pensar por sí mismas, dejando a un lado las expectativas de sus mayores de un modo inteligente y pícaro”. (1)
El humor irreverente y pícaro de Mark Twain va siempre más allá de lo que aparenta y su serie de consejos a las niñas “tuvo que suponer una pequeña revolución dentro de la literatura infantil de una época”. La literatura didáctica de entonces “se dirigía a un lector imaginario e ideal que siempre debía ajustar a lo que leía en sus libros”. Pero Mark Twain “anima a la niñas a no obedecer las reglas impuestas por la sociedad, a utilizar nuevas estrategias “. (2)

Muchos opinan que estos textos tan irreverentemente didáticos constituyen “una serie de irrespetuosos consejos para niñas, que supusieron una nota discordante para la época, en cuestiones de literatura infantil (…) un libro cuyo tono, más que curioso para aquel tiempo resultó discordante. En él plasmó Mark Twain una serie de consejos dirigidos a las niñas que quisieran convertirse en rebeldes con o sin causa”. (3)

Por otra parte, hay quien considera que el texto es “un canto a la irreverencia y la rebeldía, y a la niña como pequeña genia adulta que ha de rebelarse ante las convenciones, las buenas maneras y las sagradas instituciones”. (4)

Para algunos, lo que pretendía el escritor era simplemente dar “consejos a las niñas que, como siempre ha sucedido en este mundo machista, padecían aún más restricciones que los niños”.(5)

El Mark Twain de los consejos para niñas y otros escritos es tan moderno o actual que puede considerarse en muchos sentidos un precursor de Mafalda o por lo menos de Quino, el “ humorista gráfico e historietista argentino” que inventó a Mafalda. Uno es tan pesimista como el otro. Y además, como se ha hecho notar:
“Las niñas pequeñas de Twain tienen una relación tormentosa con sus hermanitos y pueden llegar a ser insolentes con los ancianos (siempre y cuando éstos lo sean primero). En cierto modo, son un precedente de otra gran rebelde, Mafalda, que tanto hizo por quienes fuimos niñas pequeñas en el siglo”. (6)
En rigor, casi todo lo que se dice de Quino puede sorprendentemente decirse de Mark Twain:

“El humor de Quino es típicamente ácido e incluso cínico y ahonda con frecuencia en la miseria y el absurdo de la condición humana. Así, hace al lector enfrentarse a la burocracia, los errores de la autoridad, las instituciones inútiles o la estrechez de miras. Otro recurso típico es la reducción al absurdo de situaciones conocidas.
Este enfoque pesimista de la realidad no impide que sus historias estén llenas de ternura y muestren una simpatía por las víctimas de la vida (empleados, niños, amas de casa, pensionistas, oscuros artistas, etc), sin ocultar sus fallos y limitaciones. (7)

NOTAS:
(1) Consejos para niñas pequeñas, https://www.libreriapapeleriafranja.com/es/libro/consejos-para-ninas-pequenas_9910030032

(2) Consejos para niñas pequeñas, https://trafegandoronseis.blogspot.com/2014/08/consejos-para-ninas-pequenas.html

(3) El Universal – Cultura – Consejos para niñas irreverentes, https://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2014/mark-twain-literatura-infantil-990782.html

(4) Consejos irreverentes para niñas desobedientes https://www.sabinaurraca.com/RESENAS/SE-MALA-Consejos-para-ninas-pequenas-Mark-Twain

(5) https://educa2.info/2014/03/04/los-consejos-para-ninas-pequenas-de-mark-twain

(6) https://www.udllibros.com/html/utilidades/muestraFoto.

TEXTO ORIGINAL EN INGLÉS
Advice to Little Girls, Mark Twain 1867, https://people.freebsd.org/~keramida/advice-to-little-girls.pdf

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