El coco es una drupa o fruta carnosa de forma redondeada envuelta en una capa leñosa dura que se obtiene del cocotero o palmera cocotera (cocos nucifera). Es originaria de las costas de la India y el sudeste asiático, y fue llevado a Europa por comerciantes y navegantes a través de la “Ruta de la Seda Marítima”. Uno de estos navegantes fue el portugués Vasco de Gama, quien a finales del siglo XV lo llevó a Portugal y de ahí se extendió al resto de Europa. En el siglo XVI los europeos, junto con otros cultivos, llevaron el coco al Nuevo Mundo, el cual se adaptó muy bien al trópico americano.

En un principio el coco no fue importante entre los europeos, aunque en el siglo XVI se creyó que la cáscara tenía poderes mágicos- curativos y se hicieron copas, vasos y se bebía su agua. Pero con todo y esta creencia, no pasó de ser una fruta más y por varios siglos no se sembró como cultivo y era raro verlo en las costas caribeñas. A partir de la Revolución Industrial, todo cambió y el coco comienza a tomar importancia en Europa. Sin embargo, es cerca de 1840, cuando, por razones sanitarias y económicas, los fabricantes de jabón y margarina comenzaron a sustituir las grasas de animal que utilizaban como base por aceites vegetales, como el aceite de coco. Además, muy pronto se dan cuenta que el aceite de coco era hidratante y humectante, entre otras cosas.

Otros eventos que sucedieron a lo largo del siglo XIX fomentaron la producción de coco en el Caribe, entre ellos la abolición de la esclavitud, el mejoramiento de infraestructura incluyendo la extensión del ferrocarril que hacía más fácil la llegada del producto a los puertos, los cambios en la producción y la liberalización del comercio. Su cultivo era económico, crece en arena y en tierra, es fácil de germinar, sembrar y cosechar, y no necesita de riego ni de ningún otro cuidado para su crecimiento y producción. Además, se podía ejecutar con mano de obra familiar, donde todos los miembros participaban, incluyendo mujeres y niños. La recolección se efectúa cada cuatro meses y cada palma produce entre 100 a 225 cocos al año, y comienzan a producir a los 7 años. En una hectárea se sembraban 400 palmas, lo que producía algo más de 40,000 cocos al año.

El coco se vendía completo o por parte, siendo la copra donde se obtiene el mayor uso. La copra es la masa blanca del coco debidamente seca o deshidratada de la cual se extrae el aceite utilizado como materia prima básica para la industria jabonera, pomadas de aceite de coco para suavizar el pelo, fabricación de manteca, margarina, alimento concentrado para animales y otros productos. Esta deshidratación se realizaba de tres maneras: secada al sol, por fuego directo, y en hornos especializados.
Las dos primeras dan un margen de perdida muy alto, por lo que los compradores preferían montar fabricas para deshidratarlas con hornos. En el campo, los agricultores de bajos recursos hacían hornos rústicos para secar la copra y obtener sus derivados. De la copra también se obtiene la leche de coco que se usaba en ciertas comidas y algunos la fermentaban para hacer bebidas alcohólicas. El agua de coco era muy solicitada por sus propiedades hidratantes y electrolíticas naturales. La cáscara del coco se utilizaba para fabricar cucharas, peines, botones y otros artículos; con la raíz se hacían escobas y con las fibras se hacía sogas, cuerdas, cepillos, esteras y para rellenar colchones y sillas de montar. Unos 1000 cocos suministran 80 kilos de fibras. Para todos estos renglones existía y existen compradores. También el agua de coco se aprovechaba ya que era muy digestiva.

En la segunda mitad del siglo XIX, muchas naciones caribeñas participaron en las exposiciones universales donde presentaron sus productos y recursos, atrayendo el interés a la región aumentando la inversión extranjera y creciendo las economías de las islas, que eran territorios con pocos habitantes, la mayoría de ellos vivía en zonas rurales y había mucha pobreza, lo que producía mano de obra barata. Además, tenían gobiernos frágiles y daban seguridades especiales a los inversionistas extranjeros.

A finales del siglo XIX el principal inversionista en el Caribe era Reino Unido, seguido por Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y España, entre otros. Los cambios económicos brindaron oportunidad de inversión en la región que aprovechó Estados Unidos de América, quedando como líder en la primera mitad del siglo XX. El grueso de las inversiones se destinó a la agricultura entre ellos el coco, producto muy demandado en los mercados internacionales.

En el Caribe la industria del coco proliferó, no solo por el clima, sino por su cercanía a los mercados estadounidenses y europeos. Las primeras exportaciones de cocos, desde el Caribe insular hacia Europa, datan de 1850. El auge de la industria del coco inició entre 1883 y 1920, teniendo sus altas y bajas. Casi todas las islas del Caribe exportaban cocos, algunas más que otras.

Trinidad y Tobago, fue de las primeras en exportar ya que tenía una gran producción de cocos, varias fábricas de aceite de coco y exportaba el coco y la copra. El cultivo de coco estaba en la costa oriental, desde Manzanilla hasta Mayaro, y en Icacos, región bañada por el océano Atlántico. El coco se transportaba por vapor desde Mayaro hacia Puerto España, de donde salían las embarcaciones hacia Inglaterra y los Estados Unidos, parando en otros puertos caribeños. Para tener una idea, en 1878, el naufragio de la nao Providencia, que viajaba de Cuba a España, reportó que entre su carga había 20,000 cocos procedentes de Trinidad. En 1916, exportó 22 millones de cocos, la mayoría a los Estados Unidos e Inglaterra. En ese momento, varias compañías exportadoras de coco y copra se habían establecido en Trinidad, entre ellas la Boyd & Co. sucesores de Watson.

A principios del siglo XX, Jamaica exportaba anualmente más de 10 millones de cocos a los Estados Unidos y una cantidad similar a Londres. En Kingston estaban instaladas grandes compañías exportadoras de coco y copra, como P.A. Benjamin Mfg. Co. fabricantes de químicos, que tenía representantes en Londres, Nueva York y Boston. Además, esta compañía ofrecía productos para el cabello a base de coco. La Wessels Bros. & Don Gontard, exportadora de cocos, estaba ubicada en Kingston, con sucursales en Nueva York, Trinidad y Colón (Panamá).

En Cuba, el coco se cultivó mayormente en Baracoa, Niquero y Batabanó. En 1890 Cuba exportó 7 millones de cocos y en 1912 unos 4,741,000 cocos por un valor de US$109,784 prácticamente todo hacia los Estados Unidos. En Puerto Rico el coco comenzó a cultivarse a finales del siglo XIX, al norte de la isla en Mayagüez, Aguadilla y Loiza, produciéndose aceite y copra. En un año, de 8 hectáreas se cosechaba algo más de 320,000 cocos. En el periódico La Correspondencia de Puerto Rico, del 16 de octubre de 1898, dice que las goletas Mayagüezana y Corazón de María han traído de Mayagüez y Aguadilla una caja con aceite de coco.

En el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, la producción de coco inició en 1850 y el primer embarque se exportó en 1855 desde San Andrés, pagándose a US$8.00 por cada mil. En 1873, se exportaron 2 millones a un precio de US$30 por cada mil. El auge en la región se mantuvo hasta 1931, cuando comenzó a entrar en crisis. En Belice, el cultivo del coco prosperó en la isla Cayo Ambergris, entre finales del siglo XIX y 1930. En Haití, la producción de coco se limitó a uso doméstico, llegando incluso a importar cocos de otras islas.

El cultivo de coco en República Dominicana, inició en la segunda mitad del siglo XIX, en la región de Samaná y Nagua, desde donde se exportaba cocos y copra, principalmente a los Estados Unidos, y se producía aceite y leche de coco para consumo doméstico. A principio del siglo XX se extendió el cultivo por las costas de Higüey y San Pedro de Macorís, exportando coco y copra a través de Macorís. En Samaná la industria del coco estaba en manos de la familia lituana Paiewonsky, que arribaron a Samaná en la década del 1890, siendo los primeros Moisés y Jacob. Actualmente están ligadas a esta industria 22 empresas dominicanas.

A pesar de que el coco es la sexta fruta más cultivada del mundo y es una industria mundial multimillonaria, hoy en el Caribe ha disminuido su cultivo considerablemente. Actualmente, Indonesia es el líder con un 33% de la producción mundial seguido de India y Filipinas. En América, el líder es Brasil seguido de México, y en el Caribe el líder es Jamaica seguido de Trinidad y Tobago. Aunque se ha dejado a un lado la industria del coco, es innegable que el coco cambió el paisaje y la percepción del Caribe. No podemos imaginarnos el Caribe sin una palmera de coco.


Este artículo forma parte de las investigaciones realizadas en el proyecto “Connected Worlds: The Caribbean, Origin of Modern World”, dirigido por Consuelo Naranjo Orovio desde el Instituto de Historia-CSIC, España y financiado por la Unión Europea, Horizonte 2020, código Nº 823846.

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