¿Qué es la muerte? Es una de las interrogantes más profundas. Todo ser humano dependiendo de sus ideologías y convicciones tiene una respuesta diferente a esta cuestionante.

El filósofo y escritor Edgar Reyes Montero, responde algunas de las inquietudes existenciales sobre este tema tan complejo e interesante a través de su obra “Mi camino hacia la muerte”. Este escrito busca cuestionar el sentido de la vida a través de la muerte.

 

¿Cuál es el sentido de la vida?

La pregunta por el sentido de la vida nace al mismo tiempo que la filosofía. Ambas surgen al momento en que el hombre reconoce la finitud de su existencia. Es imposible desconectar el sentido de la vida a las concepciones filosóficas religiosas y de conciencia que cada uno tiene. Para ViKtor Frank “El sentido existe y cada uno tiene que descubrirlo”.

En mi caso, asumo que más allá de ser un simple ser humano soy resultado de una comunidad, encuentro el sentido de mi vida en ayudar a otros a vivir mejor y a encontrar sentido a su existencia.

¿Qué significa la muerte, en la filosofía?

La muerte es pérdida de toda la composición física; es la pérdida del hábitat del lenguaje y, con ello, de la capacidad de interacción con la comunidad. También es pérdida de la conciencia y la integración corporal. Visto así, la muerte es destrucción. Para el existencialista Sartre, fallecer no le da sentido a la vida, sino al contrario, le resta cualquier significación. La muerte es ruptura, quiebre, caída al vacío.

Pensaba que, con la muerte, el hombre perdía su libertad y se quedaba sin posibilidades de realizarse. Para mí, sin la muerte, la vida sería un sin sentido; sólo por la existencia de la muerte podemos valorar la vida. La muerte es representación viva de la idea de justicia, porque no discrimina, a todos nos alcanza.

De acuerdo con la filosofía, ¿existe vida después de la muerte?

La filosofía es racional. La religión es dogmática. La idea del más allá se circunscribe a temas religiosos, no obstante, a pesar de eso, la filosofía antigua reflexiona en torno a la dualidad -cuerpo y alma-; en el caso de Sócrates, lo que ocurre después de la muerte es que el alma se aleja o separa la materia (cuerpo), y esta separación es necesaria para evolucionar al bien mayor. Platón por su parte apoya a Sócrates en la idea de que el alma es inmortal y que la misma se libera del cuerpo para retornar a su origen eterno. El cristianismo hereda esta concepción platónica, aunque contradice la resurrección de Jesucristo que murió y resucitó.

El tema muerte es muy complejo y subjetivo, ¿por qué elegirlo para desarrollar un libro?

“Mi Camino hacia la Muerte” no es sólo un libro sobre la muerte, es más bien un libro sobre la vida. Muestra un diálogo real entre un anciano ateo diagnosticado con cáncer de pulmón que se niega a recibir quimioterapia, y un filósofo cristiano que busca suavizar el camino hacia la muerte del anciano, bajo el entendimiento de que existe una vida después de la muerte. La historia es real suavizada con elementos y personajes de la mitología griega.

¿Qué buscas como escritor en esta obra?

La obra busca que el lector se abra a la libertad de pensar y cuestionar temas realmente importantes. No someter al escrutinio de la razón temas de carácter universal, como la muerte, la eutanasia, el aborto, la democracia, la justicia social, que nos aleja de la posibilidad de construir una correcta estructura de pensamiento y de lenguaje y, por ende, sin advertirlo obliga a vivir en la caverna, bajo la imposición de modos y maneras de pensar, de percibir, de comprender y de actuar.

La obra busca, exige, promueve y estimula que el lector cuestione, indague y pregunte por qué las cosas deberían ser de tal o cual manera y no de otra.

Enseñanza o lección, ¿cuál sería?

Cuestionar el sentido de la vida implica necesariamente pensar en el sentido de la muerte; solo así podremos apreciar lo importante que es vivir y, con ello, tomar la firme decisión de ser abiertamente feliz.

El personaje principal de la obra sabía que vino a la tierra a vivir, no a vegetar, por eso vivió a plenitud, y cuando entendió que le sobrevenía el sufrimiento decidió optar por la libre y firme decisión de entregarse a los brazos de Tánatos a través de la eutanasia.

La obra busca mostrar la vida desde el punto de vista de la libertad del ser que se logra cuando somos capaces de integrar la muerte a la vida y entender a Hannah Arendt en su afirmación de que a pesar de la muerte somos seres creados para la vida.

¿Puede un ser humano prepararse para la muerte?

Cuando surge esta pregunta regularmente la gente espera que le hablemos de duelo, resignación, conformidad y cosas relacionadas a soportar el sufrimiento, sin embargo, mi reflexión va orientada al descubrimiento del ser. La mejor manera de prepararse para la muerte es vivir a plenitud, y es imposible tener una vida plena sin conocer cuál es tu pasión y cuál es tu talento; vivir en función de ellos y compartirlo impulsando a otros, sin dudas produce altos niveles de felicidad que a la vez aportan la mejor y más efectiva preparación para despedirse del mundo terrenal.

Pensar en la muerte es un ejercicio mentalmente que cansa, ¿es necesario asumir este tema como factor principal de la vida?

Bien dice el filósofo griego Epicuro que pensar en la muerte es un absurdo porque “cuando nosotros somos la muerte no es, y cuando la muerte sea, ya no existimos” ósea que nunca nos juntaremos con ella.

La clave no es pensar en la muerte, es vivir en función a la vida; es saber que la felicidad y la plenitud de vida no se da en base a la intuición de hacer cosas para sentirnos mejor, buscando constantemente bienes para nosotros mismos, sino en asumir y entender que las cosas que más rápido mejoran nuestro bienestar son las que hacemos por los demás; solo así el sentido de la vida trasciende a la individualidad y conecta con el exterior, ya sea familia, trabajo, Dios, o lo que sea que dé significado, valor y propósito a la existencia humana y, con ellos, sin pretenderlo habremos suavizado nuestro camino hacia la muerte.

Sinopsis

“Mi camino hacia la muerte” es una novela que integra mitología griega, antropología cultural, antropología filosófica, además de una perspectiva científica y humana del dolor y el sufrimiento que mueve al lector a entender que la felicidad y la plenitud de vida no se da en base a la intuición de hacer cosas para sentirnos mejor, buscando constantemente bienes para nosotros mismos, sino en asumir y entender que las cosas que más rápido mejoran nuestro bienestar son las que hacemos por los demás.

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