“Atajando pa’ que otro enlace”

Aquí y ahora hasta corruptos marchan contra la corrupción. Buscan confundir, pasar disimulados y sospecho, quieren menos comiendo del pastel.

“Atajando pa’ que otro enlace”. Aquí y ahora hasta corruptos marchan contra la corrupción. Buscan confundir, pasar disimulados y sospecho, quieren menos comiendo del pastel.

Aquí y ahora hasta corruptos marchan contra la corrupción. Buscan confundir, pasar disimulados y sospecho, quieren menos comiendo del pastel.

Se agregan también a la marcha, algunos reconocidos ‘camajanes’ de la política, viejos ya, perdedores de mil batallas, y que ahora tratan de ponerse al frente para venderse. Oportunistas.

Y para más confusión, y como decía alguien ayer, hay un “clima en el que los políticos hacen de periodistas, los periodistas de políticos y los abogados, de ambas cosas”. Y mientras más presumen de objetividad, mayor su parcialidad partidista.

El pueblo, una gran parte del mismo, que participa en el movimiento, o lo hace por un genuino interés de adecentar la vida pública. Y no lo neguemos, hay quienes se integran porque es una bonita lucha y porque es un buen ‘can’; que hay de todo en la viña del señor.

Claramente, hay dos actores: los aprovechados camaleones y el pueblo llano. Mientras la Marcha Verde procura frenar los actos dolosos y el castigo de los culpables, los aprovechados no, los simuladores no. Las exigencias de estos es solo una pose, es solo un gancho para aprovechar los reclamos y colar de contrabando sus apetencias y deseos de escalar en términos de liderazgo y para ‘buscársela’.

Por tanto, equivocados están quienes crean que estos últimos quieren solución, quieren el poder, y por tanto juegan a la vieja y decrépita teoría de la agudización de las contradicciones para ellos pescar en río revuelto, y es fácil identificarlos, basta rastrear su pedigrí y lo encontraremos en pasadas funciones públicas, en candidaturas frustradas y en asesorías a candidaturas perdedoras, entre otros.

En blanco y negro: Mientras el pueblo protesta contra el mal de la corrupción, y porque está cansado de un sistema que no termina de honrar su propia legalidad, políticos partidistas, miembros del sistema, rumiando pasadas derrotas, se aprovechan del movimiento y sudor del pueblo para introducir sus eternas y postergadas apetencias por el poder.

Tengámosla en paz: Nada hay censurable en que los políticos partidistas hagan sus actividades y traten de convocar al pueblo a que le apoye en su lucha contra quienes detentan el poder y la búsqueda del favor propio, pero que se rasquen con sus uñas. No que en este momento y movimiento se aprovechen de los incautos y prostituyan la causa.

En cuanto a los logros alcanzados hasta la fecha, el movimiento verde podría darse por satisfecho, marcó un hito y solo quedar pendiente como guardián y reserva futura, pero si este movimiento ve la posibilidad de mejorar sus iniciativas mediante su conversión en partido y sujetarse al juego democrático, que se vea el ombligo, busque dentro de sí, que hay gente valiosa y descarte al grupito, dos o tres experimentados preparadores de manifiestos tremendista y que están adulterando su razón de ser y ¡bienvenidos!

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