Existe una peligrosa frase que a la gente autoritaria le encanta. Y la utiliza como el disfraz perfecto para cubrir su verdadera intención, que no es más que dominar a otras personas: “Esto lo hacemos por el bien común”.

Que significa más o menos lo mismo que decir: “El bien colectivo debe estar por encima de los intereses individuales”, o “no estoy aquí persiguiendo nada para mí, sino para el bienestar de mi pueblo”.
Pero eso del “bien común”, por mucho que ayude a parecer superior desde el punto de vista moral, no significa nada realmente. Es un concepto etéreo, indefinido, resbaladizo…

Porque ¿qué es eso realmente? ¿Todos felices? ¿Todos ricos? ¿Quién tiene la autoridad para decir lo que es bueno para todos? ¿Y en qué grado? La gente solo sabe lo que es bueno para ella misma…pero eso no es necesariamente lo que hace felices a los demás.

Tal cosa no existe realmente… pero como suena bien es muy cómodo usarlo para confundir y seducir.
Lo que sí existen (siempre) son intereses particulares. La gente quiere dinero, o votos, o poder, o fama, o aplausos. Para sí… y su círculo.

Ningún bien común la motiva realmente.

La filósofa rusa Ayn Rand lo expuso claro cuando expresó lo siguiente: “La abundancia de América no fue creada por sacrificios públicos al bien común, sino por el genio productivo de hombres libres que siguieron sus propios intereses personales y la creación de sus propias fortunas privadas”.

Creía firmemente que solo desde una sociedad libre, donde cada individuo pudiese decidir cuál es su propio bien y pudiese aspirar a conseguirlo (sin violarles ese mismo derecho a otros) existía la posibilidad de un aceptable bien general.

Y por supuesto que lo sabía muy bien porque ella (y su familia) vivieron en carne propia lo que “por el bien común” fueron capaces de hacerles los bolcheviques: expropiarles violentamente todas sus posesiones.

En nombre de ese “bien común”, ese grupo de agitadores se enriqueció (y la mayoría de los rusos terminó en la extrema pobreza), y mató a más de 50 millones de personas (que según ellos amenazaban al proletariado).

En nombre de ese mismo “bien común”, Hitler exterminó a 6 millones de judíos (que según él impedían la prosperidad de los alemanes), Mao mató a 45 millones de chinos (que les hacían daño a los campesinos), y la Revolución Cubana ha ejecutado a más de 4,000 opositores.

Y por ese mismo “bien común”, se impuso una dictadura sanitaria en el 2020, que quebró a muchos y desajustó emocionalmente a otros, para el enriquecimiento sin precedentes de un grupo de farmacéuticos y sus compinches políticos.

Todos sin excepción se escudaron detrás de esas dos palabritas…y les violaron sus derechos a millones de personas.

Sin embargo, y a pesar de la historia, se siguen usando. ¡Y todavía siguen funcionando!

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