Las tensiones políticas entre Estados Unidos y China presentan un nuevo capítulo, tras la primera de estas naciones detectar y posteriormente derribar un supuesto “globo espía chino”, que además habría sido avistado en Latinoamérica (República Dominicana, Colombia y Costa Rica). Tal situación se enmarca dentro de los conflictos que enfrentan a dos países poderosos, caracterizados por su organización, planificación y esquemas políticos totalmente disímiles, así como por el desarrollo y crecimiento económico, que batallan por la hegemonía y el control en el proceso de la redefinición del tablero geopolítico.

Posteriormente, al escenario del conflicto se sumó Canadá, que dio a conocer el derribo de un objeto aéreo no identificado, en una labor conjunta con Estados Unidos, mediante el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés).

En última instancia, el Gobierno de China reveló la existencia de un objeto volador no identificado en la provincia Shandong, localizada en la parte este del país, cerca de la costa, y la aparición de 10 globos espías estadounidenses en su territorio.

Diarios como el hongkonés South China Morning Post, indicaron que “El avistamiento coincide con maniobras militares que el ejército chino está realizando estos días alrededor del área que conecta el Mar de Bohai y la parte norte del Mar Amarillo”.

El bombardeo de información ha creado interés en las redes sociales, donde muchos abordan chistosamente y otros con escepticismo, lo que se está publicando.

Y es que al parecer estamos ante un escenario plagado de interrogantes e incertidumbre, porque a ciencia cierta no se sabe que está pasando, aunque cuesta creer, en el caso del Gobierno de China, que no esté al tanto del programa de los globos espías que habría sido desarrollado por sus estamentos de seguridad y defensa nacional, posibilidad planteada desde algunas redacciones internacionales, pues es de conocimiento público la centralización del poder imperante en el gigante asiático.

En cuanto a Estados Unidos, crea expectación la manera “abierta y sin contratiempo” que trató el tema, si tenemos presente que desde siempre ha mantenido bajo estricta confidencialidad todo lo atinente al avistamiento de objetos voladores no identificados, procediendo a desclasificar algunos archivos e informaciones interesantes.

Es por esto que puso en marcha algunas iniciativas, para intentar dar respuesta a los aficionados a la ufología, entre ellas, la creación en 2022, de la Oficina de Resolución de Anomalías (AARO, por sus iniciales en inglés), dedicada estrictamente a recibir y analizar fenómenos no identificados, gran parte de ellos notificados por pilotos militares. Esta entidad trabaja en coordinación con agencias de inteligencia, a los fines de evaluar más a fondo los incidentes.

Y es que el pasado 12 de enero de 2023, Estados Unidos reveló la “Recolección de 510 reportes de objetos voladores no identificados, muchos de ellos en espacios aéreos de importancia militar. Aunque no existe evidencia de que sean extraterrestres, los objetos siguen siendo una amenaza, dijo el Gobierno en un reporte desclasificado”.

Analistas geopolíticos avezados en el tema de las relaciones entre Estados Unidos y China están siendo cautelosos al abordar el tema. Mientras tanto, las situaciones despiertan el interés de los aficionados a las teorías conspirativas y la ufología, porque no se sabe que es ciencia ficción y que es realidad dentro de esta situación coyuntural que algunos se atreven a clasificar como una nueva Guerra Fría.

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