Nada apto

Los dominicanos estuvieron ayer con el corazón en las manos durante el partido entre Colombia y República Dominicana. Todo comenzó a pedir de boca, hasta que los colombianos reaccionaron empatando a tres el juego. Los quisqueyanos se pusieron a una. La virgencita de La Altagracia debió escuchar los clamores. Los gritos eran demasiado altos, desde todos los confines. Los acompañantes en el estadio de los Marlins de la Florida igual sufrieron y gozaron cada momento. Sacaron de abajo para no derrumbarse, con la bandera en alto. Entre el “plátano power”, güira, maraca y hasta acordeón, la fanaticada vibró cuando la ofensiva nacional elevó a siete las carreras de ventaja. Nada apto para cardíacos.