En ausencia de ideología y patriotismo la meta, para la mayoría de los políticos actuales, es alcanzar riqueza.
Una riqueza que se busca con rapidez y sin otro esfuerzo o mérito que el de haber “contribuido” al triunfo de su candidato.
El fruto de su “trabajo”.
No hay sentido de responsabilidad social; solo se es responsable frente a su pequeño círculo de seguidores. Todos buscando lo “suyo” no el bien común.
Si antes la vocación de servicio era el fundamento de la política, esta solo sirve ahora para la riqueza fácil. Ahora prima el “servirme yo”.
La aparición de “movimientos” de apoyo es la forma en que se manifiestan orgánicamente. Lo anterior, unido al llamado “voto preferencial” ha sepultado el espíritu de partido. El derecho individual de los elegidos es una farsa. Se basa en la pertenencia a la boleta de postulados de los partidos para luego ser “dueños” de sus posiciones. Se constituye en una de las razones poderosas del transfuguismo.
El transfuguismo comenzó a desarrollarse hace muchos años. Hasta en el Reino Unido podemos encontrar líderes que fueron del Partido Laborista y pasaron luego al Conservador (como el gran Winston Churchill, por ejemplo) o viceversa, del Conservador al Laborista. Pero es en la República Dominicana en dónde ha alcanzado los mayores niveles y no por razones políticas sino por buscar ventajas económicas que sólo el ejercicio del poder permite.
¿Por qué?
Porque, luego de la desaparición de los grandes líderes (Bosch, Balaguer y Peña Gómez), muy pocos de sus discípulos siguen sus ejemplos. Porque en la sociedad dominicana, el narcotráfico y la política han devenido en ser los principales medios de enriquecimiento y de una vida de lujo. Los medios de comunicación (primero los canales de televisión y el cine) y ahora las famosas redes sociales, se han ocupado de llevar el llamado “efecto demostración” al más alto nivel.
Pasó la era de la zarzuela Los Gavilanes, en la que los emigrantes regresaban a sus aldeas con la riqueza modesta alcanzada por el sudor desus frentes y/o por el ingenio creador. Ahora se hacen ricos los que negocian con droga en nuestros barrios; en donde antes vivían los buenos campesinos buscadores de mejor vida, ahora los narcos se convierten en líderes, en verdaderos “ejemplos” del “buen” vivir.
Antes los ministros y funcionaros les agradecían a los presidentes de turno las posiciones alcanzadas. Hoy dejaron de ser caballos para transformarse en los nuevos jinetes del Apocalipsis de la democracia actual.
El funcionario político imprescindible de esta nueva era es el que se especializa en “comprar” opositores. El Bautista de ayer es el Paliza de hoy.
¿Qué tiempo tardará en sucumbir totalmente nuestra democracia al populismo y al trasfuguismo?
