Domingo Caba Ramos es uno de mis articulistas preferidos. Su pluma nutre cerebros y refresca espíritus. Si me comparara con este ilustre dominicano, como escritor quisiera ser su alumno, aunque en lo deportivo lo supero porque soy aguilucho y él escogidista. En términos geográficos estamos empatados: somos tamborileños. Recientemente publicó algo sobre mi madre; lo comparto por un poco de ego y porque mi progenitora es un ejemplo a seguir en nuestro país. ¡Domingo, gracias por tus palabras!

“Pronto cumplirá ochenta y ocho (88) años, una edad en la que cualquier mujer u otro ser humano solo estaría orando o arrullando a nietos, biznietos y tataranietos. Con ella, se da todo lo contrario: miembro de una histórica y prestigiosa institución cultural, su cerebro no descansa y, en tal virtud, la vemos sin desmayos dictando una conferencia aquí y otra allá, publicando un libro aquí y otro allá, declamando un poema más allá, pronunciando un discurso en cualquier sitio, recibiendo un reconocimiento en otro lado, viajando a uno que otro país, etc., etc.

En fin, basta seguir su inagotable agenda cultural para concluir que tuvo mucha razón José Ingenieros cuando en su libro “El hombre mediocre” afirma aquello de: “La vejez inequívoca es la que pone más arrugas en el espíritu que en la frente…”. En otras palabras, ella es un ser cronológicamente viejo; pero mentalmente joven.

Por lo antes dicho, pienso que fue muy oportuna la respuesta que un día de estos le dio a su hijo Pedro, el cual, el gran amor que a su progenitora le tiene, lo expresa “fuñéndole” la paciencia con preguntas y propuestas espinosas. Pedro le dice: “- Mami, recuerda que casi tiene 88 años, limita eso de estar anunciando y participando cinco veces a la semana…”.

Ella, como si tratara de hacerle saber que la madre es ella le responde a su “enchinchador” y adorado “muhacho”: “-No lo haré. Ustedes (sus hijos) parecen más viejos que yo, y prepárense para lo que viene en agosto”. Y al leer ese maternal “boche”, yo apoyo diciendo: “Así mismo, para que se acostumbre a respetar los rangos y las canas…”.

A muchas de sus actividades culturales, tengo el privilegio de que ella siempre me invita, aun cuando no siempre puedo asistir. La última de esas actividades consistió en la inauguración, en Licey al Medio, del busto del poeta, periodista y escritor Manuel de Jesús Peña y Reinoso, acto en el cual a ella le correspondió el honor de pronunciar el discurso central.

¿De quién estoy hablando? Nada más y nada menos que de la distinguida maestra y poetisa tamborileña, doña Elsa Brito de Domínguez”.

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