La Junta Central Electoral (JCE) arriba hoy a sus cien años de existencia, un número redondo para el que se han transitado tantas etapas como episodios ha tenido que vivir la República Dominicana para llegar al régimen democrático y al desarrollo institucional de los que hoy disfrutamos.

Una centuria que la muestra como una de las instituciones más antiguas y de las que mayores aportes han hecho a lo largo de su historia, por su responsabilidad de salvaguarda de la expresión popular.

Cien años en los que ha enfrentado grandes retos y crisis, y aunque ha vivido ocasiones en las que no siempre ha honrado su rol cuando generó desconfianza y poca credibilidad, en lo esencial ha sido garante de la soberanía del pueblo expresada en las urnas a través del voto.

La Junta Central Electoral ha experimentado través de su historia cambios sustanciales en su estructura, como también en sus responsabilidades internas y en la composición de sus miembros.

Cabe destacar que para la actual coyuntura preelectoral estrena una nueva Ley Orgánica de Régimen Electoral (la “posible” y sin garras que en el último momento pusieron en sus manos los legisladores) y la Ley Orgánica de los Actos del Estado Civil 4-23, promulgada el 18 de enero de este 2023.

Por “falta de tiempo” de los señores congresistas, la JCE se tendrá que desenvolver con una Ley de Partidos que resulta evidentemente incompleta.

Este aniversario número cien le llega a la JCE con credibilidad y fuerzas suficientes para poner condiciones, por lo que les deseamos la mejor de las suertes a cada uno de sus miembros, con la esperanza de que para los torneos que se avecinan los partidos políticos y sus candidatos colaboren y no actúen como si estuviera en juego hasta el aire que respiran.

Que todos los partidos respeten las reglas de juego establecidas y no reediten la mala práctica de limitarse solo a criticar al órgano electoral, y menos si no ayudan a que cumpla su tarea cuando lo intenta.

Felicitaciones en esta fecha a los miembros del Pleno y a sus suplentes en la persona de su presidente Román Jáquez Liranzo, y con él a todo el personal de este organismo que está llamado a cumplir la altísima misión de preservar el futuro de la democracia, de la gobernabilidad y de la institucionalidad de la República Dominicana.

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