Otra Nochebuena aparece en el calendario y en las vidas de las personas y de los pueblos y, como siempre, altera un poco las rutinas con un ajetreo que dura unos días, en los que un clima de obligada felicidad, de buenos deseos, de esperanzas, se instala en la mente de la mayoría y hasta se puede respirar en las calles y en las diferentes comunidades.
Para los niños es tiempo de regalos, de breves vacaciones escolares, para la mayoría de los dominicanos son días de fiesta, las familias se reúnen, festejan el regreso transitorio de los que han emigrado al exterior y esperan el momento del brindis alrededor de una mesa con abundantes platos y bebidas.
Todo esto que se espera a lo largo de un año de trabajo, de esfuerzos, de sacrificios, es como un premio al que todo el mundo aspira cuando llegan estos días y acaso sea ese el secreto que encierra la magia de la Nochebuena.
Pero debiéramos recordar que la mejor manera de vivirla sería con el necesario recogimiento y sobre todo con moderación, porque marca un momento preciso que para la mayoría de los creyentes es el centro de la historia de la humanidad.
En un pesebre, un lugar dedicado a guardar vacas, caballos y otros animales, vino al mundo el hijo de Dios, acaso para enseñarnos con su llegada que la humildad, la modestia, la ausencia de ostentación es la conducta que los humanos deben observar en todo momento.
Y como es un tiempo en que nos detenemos a pensar en el mañana cercano, en el año que está a punto de comenzar, expresamos siempre los mismos deseos, basados en los mismos ideales que mueven nuestra existencia cotidiana.
Ojalá que en la mayoría de las familias se haga presente la sencillez en lugar de la gula y el despilfarro de comida que otros necesitan y, sobre todo, que cada cual entierre sus diferencias y se reconcilie con Dios y con todas las personas.
Que cada quien dedique un momento a reflexionar sobre su futuro inmediato, para hacer proyectos y decidirse a actuar de una vez para logar aquello que cada cual se propone según sus posibilidades.
Y que en medio de estos tiempos siempre convulsos jamás dejemos de trabajar por la paz y por hacer de este mundo en que vivimos, un lugar mejor para todos.
