No es precisamente desde que Rusia invadió a Ucrania ni por la provocadora visita de Nancy Pelosi a Taiwán que se empieza a ver cómo el sazonado mundo globalizado se divide en bloques y se desglobaliza.

Poco a poco la Tierra empieza a dejar de ser plana, como magistralmente describe al mundo globalizado de hoy Thomas Friedman, que ha calificado la visita de Pelosi a Taiwán como absolutamente imprudente, peligrosa e irresponsable, con la que le abre a Estados Unidos una guerra de dos frentes con las otras dos superpotencias al mismo tiempo.

Se ha suscitado un gratuito conflicto indirecto con China mientras lo de Ucrania arde, un hecho que le estrecha vínculos con Rusia, evidenciado en el marco de la reunión de los ministros de Exteriores de la ANSEA (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), celebrada en Camboya el pasado día 3, en la que los cancilleres Wang Yi y Sergei Lavrov estuvieron de paños y manteles.

Wang Yi llamó a realizar esfuerzos conjuntos con Rusia para promover el desarrollo regional y salvaguardar el sistema internacional, y Lavrov aseguró que la hegemonía de Estados Unidos va en contra del consenso de la comunidad internacional.

Pero volvamos a la desglobalización, porque hay quienes se aventuran a señalar como un principal punto de partida el 2014 con la VI cumbre del BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Fortaleza, Brasil, bloque que con lo de Ucrania ha adquirido tal dimensión que desde su seno Putin habló recientemente de la creación de un nuevo orden mundial.

Quizá el mayor peligro que afronta la “aldea global” sea volver a dividirse en pequeñas aldeítas, donde todos desconfíen de todos y se multipliquen los cierres de fronteras.

Obvio que aunque se construyan grandes bloques no será posible dejar de vivir en el actual mundo interconectado, porque lo que tiene uno le falta al otro, y viceversa.

Pero hemos llegado a un momento de tal división del mundo en zonas de influencias que, como lo expresa António Guterres, secretario general de la ONU: “La humanidad está a un error de cálculo de la aniquilación nuclear”.

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