Una nefasta urdimbre promovió la percepción de que los modestos avances educativos del país en PISA fueran asumidos como derrota.

RD está por debajo de la media en matemáticas, lectura y ciencia, fue la perversa línea resaltada y puesta a correr sobre los resultados de la medición educativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Pese a ser difundida en alto relieve, esa no es la noticia del informe del acreditado organismo multilateral.
Eso no fue noticia, la “news”, porque no es nada nuevo: es así desde que se mide la calidad educativa por países.

Fue así, y peor, en los informes PISA 2015 y 2018, porque así como los cinco gobiernos del PLD fueron dos décadas hundidas en corrupción e impunidad, lo fueron también en educación.

Resaltar los datos del atraso en relación con el promedio mundial como si fuera algo nuevo, es desinformar al dominican black pipol, como decía Polito.

Lo nuevo, lo noticioso en el informe 2023 fueron los modestos -y algunos no tan modestos- avances logrados en el actual gobierno.

Conforme PISA, República Dominicana es uno de los 11 países, de 81 medidos, que mejoró en sus resultados, siendo junto a Panamá los únicos dos latinoamericanos que lo lograron.

Que con respeto a las dos mediciones anteriores mejoramos en lectura, matemáticas y ciencias y en la suma de los registros obtuvimos 350 puntos más, avances logrados en tiempos pandémicos, es una excelente buena nueva.
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El presidente Abinader y el ministro de Educación Ángel Hernández fueron los primeros en afirmar que se trata apenas de una modesta mejora que nos obliga a redoblar el compromiso con educación de calidad.
Incluso Hernández enumeró los principales programas e innovaciones de su gestión para consolidar y aumentar las mejoras que se están alcanzando, entre ellos los programas con base para mejor y mayor aprendizaje.

También adecuación curricular; libro abierto y su biblioteca virtual; concurso de formación docente focalizado; formación continua de docentes; metodología Steam y robótica; transporte escolar.

Intensificación de la relación entre las familias y el aula; creación del centro de apoyo psico-emocional; y ampliación de la plataforma Educa y Radio Educativa, entre otros. ¿Por qué si esos son avances tan concretos y reconocidos por una prestigiosa OCDE, hay sectores de opinión que prefieren resaltar los viejos retrasos, y no las mejoras que ayudan a superarlos?

Porque pertenecen a una corriente histórica de pensamiento criollo caracterizada por el pesimismo y la falta de fe en el país, que se dejan confundir por un Leonel Fernández negacionista convencido de que sólo en la percepción de catástrofe, de mar revuelta, puede él pescar macos que le parezcan pejes.

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