Tan pronto como Joe Biden se juramentó este 20 de enero de 2021 como el presidente número 46 de los Estados Unidos de América, su primera Orden Ejecutiva fue reincorporar a Estados Unidos al seno del Acuerdo de París (COP21) que había sido firmado en diciembre de 2015 con el objetivo de evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere los 2ºC en relación a la temperatura media global del período preindustrial, con énfasis en que el calentamiento global no supere los 1.5ºC, para lo cual la COP21 plantea la necesidad de que las emisiones globales de gases responsables de este calentamiento, principalmente dióxido de carbono (CO2) resultante del uso intensivo y extensivo de combustibles fósiles, y metano (CH4) resultante de la descomposición de materia orgánica, alcancen su techo lo antes posible, de forma tal que al entrar a la segunda mitad del presente siglo 21 hayamos logrado la neutralidad de las emisiones globales mediante un equilibrio entre las emisiones totales de gases y las absorciones de esos gases de efecto invernadero, donde las nuevas tecnologías y la sustitución de combustibles fósiles lograrían la reducción de las emisiones de CO2, mientras los bosques reforestados y los mares absorberían ese CO2 emitido.

Y es que aunque todos los países ya han ratificado el Acuerdo de París, y se han comprometido a impulsar políticas públicas para alcanzar los objetivos ambientales propuestos, el anterior presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decidió voluntariamente retirar a Estados Unidos de ese acuerdo, fruto de que un segmento ortodoxo republicano entiende que el cambio climático es “un mito” inventado por los demócratas para asumir un liderazgo ambiental mundial, y en tal virtud cada vez que Estados Unidos sufría los severos impactos de grandes nevadas, Donald Trump preguntaba a través de su cuenta de Twitter: ¿dónde está el cambio climático del cual hablan los demócratas?, sin tomar en cuenta que al hablar del incremento de las temperaturas globales no se habla de las temperaturas extremas estacionales del invierno ni del verano, sino del promedio global anual, pues no sólo se miden las altísimas temperaturas que se generan en el verano en el desierto del Sáhara y en otros desiertos hostiles, y las bajísimas temperaturas que se generan en los crudos inviernos del Ártico y del Antártico, sino que se miden las temperaturas en todos los puntos del planeta Tierra, indistintamente de la estación del año e indistintamente de su ubicación geográfica, y todos esos resultados son promediados para determinar la temperatura media anual global, la cual se compara con la temperatura media anual global del período preindustrial, y en ese escenario, el año 2020, que recién acaba de finalizar, ha quedado empatado en el primer lugar con el año 2016, como los dos años más calurosos que desde 1880 ha registrado la Organización Meteorológica Mundial (OMM), y que desde 1958 ha medido la Agencia Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA), estando científicamente demostrado que la década que acaba de terminar ha sido la década más calurosa registrada en nuestro planeta.

Al cierre del año 2019 las emisiones globales de CO2 alcanzaron 37,000 millones de toneladas métricas, donde, de acuerdo a los datos del BP Statistical Review of World Energy, China lideró las emisiones totales globales con 28.8 %, seguida de Estados Unidos con 14.5 %, seguido de la Unión Europea con 9.7 %, luego India con 7.3 %, luego Rusia con 4.5 %, luego Japón con 3.3 %, Alemania con 2.0 %, Irán con 2.0 %, y los demás países por debajo del 2 %, donde el uso del gas natural incrementó sus aportes de CO2 en 2.6 %, el petróleo incrementó sus aportes de CO2 en 0.9 %, mientras el carbón mineral redujo sus aportes de CO2 en 0.9 %, siendo importante destacar que la pandemia del coronavirus ayudó a que en el año 2020 Estados Unidos, el país más impactado por la pandemia, redujera sus emisiones de CO2 en 13.2 %, India las redujera en 8.7 %, Japón las redujera en 6.0 %, China las redujera en apenas 0.5 %, mientras el mundo tuvo una reducción total de 5.3 %, y esas reducciones, recién publicadas por Carbón Monitor, sugirieren que en los Estados Unidos la obligada paralización del transporte, y de gran parte de la industria y el comercio, generaron la mayor reducción de CO2 jamás vista en el segundo país mayor productor mundial de CO2.
Es innegable que el incremento de las temperaturas medias a nivel global es responsable del incremento de las temperaturas sobre la superficie del mar, con lo cual en verano y en otoño se genera mayor cantidad tormentas y huracanes, por lo que no es de extrañar que el récord de altas temperaturas medias globales del pasado año 2020 fuera responsable, junto al fenómeno de La Niña, del récord de 30 tormentas formadas en la cuenca del Atlántico, de las cuales 13 evolucionaron a huracanes y 6 se convirtieron en huracanes mayores que impactaron nuestra región, pero mayormente a los Estados norteamericanos ubicados en el golfo de México, por lo que Estados Unidos debe ser el país más interesado en mantenerse dentro del Acuerdo de París y cumplir los objetivos de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y así lo confirma la decisión del presidente estadounidense Joe Biden.

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