No es difícil encontrar y oír a muchos dominicanos inconformes con la supuesta desaparición de la asignatura Educación Moral y Cívica, a lo que los directivos del Ministerio de Educación responden que no es cierta la exclusión de esta importante asignatura destinada a la formación de buenos ciudadanos y consecuentemente de buenos dominicanos, y que lo que ha sucedido es que el contenido de esta valiosa materia está inserta con lo que recomienda el moderno currículum de la educación básica y media.

Aunque es válida la respuesta del Ministerio de Educación, la generalidad del país, principalmente los padres y tutores no aceptan la explicación expuesta más arriba.

Deseo señalar la elevada cuota de responsabilidad que tienen los padres y tutores en la formación moral y cívica de sus hijos, con la delicada tarea de formar ciudadanos en los valores y actitudes indispensables para condiciones exitosas en el seno de la sociedad.

Un estudiante de primaria, por ejemplo, que durante los cinco días laborables asiste cuatro horas diarias a la escuela, permanece en ella 20 horas semanales frente a las restantes 148 que el mismo estudiante pasa al cuidado de sus padres o tutores.

La oportunidad y la responsabilidad que estos últimos tienen para la educación de sus hijos es evidentemente mayor, sobre todo porque los niños en la casa o en la calle son constantes observadores de la conducta de los mayores, a quienes tratan de imitar, creyendo, a veces inocentemente, que sus vocabularios, gestos, ademanes y reacciones son siempre los correctos.

El autor está presto a aceptar ideas o sugerencias de los maestros, producto de sus observaciones en el trabajo docente, para introducir modificaciones y/o ampliaciones que mejoren el texto en futuras entregas.

En 1975 escribí mi libro titulado: Educación Moral y Cívica, declarado como texto por el Consejo Nacional de Educación y ganadora del Premio Nacional de Didáctica “Manuel de Jesús Peña y Reinoso”, cuyo jurado estuvo integrado por tres valiosos y distinguidos intelectuales nacionales: Dr. Hugo Tolentino Dipp, Lic. Malaquías Gil (E.P.D.) y el Profesor Ramón Oscar Ramírez Báez (E.P.D.).

He ofrecido este libro al Ministerio de Educación para hacer la decimotercera edición, pero nunca he recibido respuesta, ni afirmativa ni negativa, solo estoy interesado en ayudar al proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos.

En una próxima entrega la dedicaré a orientar a los profesores y profesoras sobre el contenido e importancia de esta asignatura imprescindible para que el país cuente con buenos ciudadanos y excelentes maestros.

Para terminar, quiero contar la anécdota que figura debajo sobre el valor de mi premiado libro sobre “Educación Moral y Cívica”:
En 1976 yo era Subsecretario (Viceministro) de Educación y el titular de la cartera Dr. Leonardo Matos Berrido me envió a la ciudad de La Vega para entregar la medalla que por sus valiosos años de maestra se había concedido a Doña Vitín Despradel y mientras conversaba con los directivos de la prestigiosa provincia de La Vega, pasó delante de nosotros una joven y apuesta maestra y el profesor Coronado, entonces Director Regional de Educación, la llamó y le dijo: Profesora vaya a saludar al profesor Almánzar, quien es el autor del libro que usted utiliza para impartir la asignatura de Educación Moral y Cívica, a lo que ella respondió: Profesor, lamento no creerle porque para escribir ese libro se necesitan muchos años de vida, trabajo y estudio y ser bastante viejo, y como usted puede notar, el profesor Almánzar es un maestro muy joven; lo que motivó que le agradeciera el piropo a la joven.

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