En el ajedrez, como en la vida y en la política, se presentan oportunidades que en la generalidad de los casos no vuelven a repetirse. Las he visto pasar en infinidad de veces. Llegan con un sonido apenas perceptible o con un ruidoso toque de tambor. 

En las XVI Olimpiadas Mundiales de Ajedrez, celebradas en el verano de 1964 en Tel Aviv, enfrenté una de ellas. Jugábamos contra Grecia y en mi encuentro contra el maestro Hadziotis, varias veces después campeón de Grecia, se presentó la posición que ilustra el diagrama.

Yo  tenía las blancas y las negras ataban mi dama a la defensa  de la casilla g2 y amenazan Ra8 seguido de f5. Tenía entonces 18 años y mi juego era impetuoso y temerario. Medité más de media hora mi siguiente jugada y anoté: 30.Rb:b5!

El libro del torneo puso el signo de admiración al sacrificio de la torre, señalando que era “la más elegante manera de ganar”. También era muy fuerte 30.Re1!,D:c2,e6!, con la amenaza de jaque en f7 (31…,B:e6;32.R:e6)Si 30..Qg6;31.Rea1!,Ra8;32.R:a8,R:a8; 33.R:a8,K:a8; 34.Qa1+ Ka6:37.Qc8+,Ka5; 38.Bb4+!, seguido de mate en dos.

Hadziotis jugó entonces: 30…,c;b5 , a lo que siguió: 31.R:b5+,Kc8? Esta jugada me permitía terminar la partida de la más “espectacular manera”, como dice el libro del torneo, entregando en sacrificio la otra torre. También si el griego  hubiera jugado 31…,Kc5, seguiría  32.Re5+,con mate rápido.

Apremiado por el tiempo jugué: 32.Re5+? La entrega de la otra torre llevaba a una impresionante victoria. Cuando recuerdo esta partida me pregunto todavía,59 años después, cómo no pude ver esa segunda entrega de torre en una posición más clara que en la que había arriesgado la partida sacrificando una importante pieza en la jugada 30.

El libro del torneo anotó que después de 32.Rb8+,Kd7;  33.Rb7+!!, B:b7(cualquier otro conduce al mate inmediato),34.Q:f7,Kc6; 35.Q:c4+!,Kd7; 36.Qc7+,K36; 37.Q37+,Kf5 (37…,Kd5;38.Q:b7+,gana la reina) 38.Qf7+!,Kg4; 39.h3+,Kh4(si Kg3 40.Qf2x) 40.Qf2+,Kh5; 41.g4+ y mate en  dos. La partida terminó en un empate.

Como perdí la oportunidad que tuve ante mis ojos en aquella lejana tarde en Tel Aviv, he visto después a nuestros políticos dejar atrás las grandes oportunidades  para el país que han visto pasar por delante de sus puertas por momentos de indecisión.

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