Uno de los reclamos más sentidos de la población dominicana es la necesidad de combatir la corrupción y el narcotráfico.
Muchos pensaban que las promesas del presidente Luis Abinader se quedarían en puras palabras. El rumor de la designación el pasado año de la magistrada Miriam Germán se entendía como uno más de los que como algunos programas de YouTube se jactan de conocer todo y de dar la última primicia.

Su designación no vino sola, la acompañaron Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho, me recuerdan los personajes de la novela de Dumas, Los Tres Mosqueteros: “Uno para todos y todos para uno”.

La corrupción y el narcotráfico, sus efectos y la forma descarada como le estrujaban a esta sociedad no podía pasar desapercibida.

Grandes torres de apartamentos que para muchos después de años de trabajo resulta difícil adquirir, nunca olvido un gran amigo, presidente de un importante banco, un día que lo visité, tenía sobre su escritorio un juego de planos, me los enseña y me dice “no sé cómo los pueden comprar, tengo un excelente sueldo, pero no me alcanza para adquirir uno de esos apartamentos”.

Un dealer de vehículos, en sitios inimaginables, donde no deben pasar más de un pequeño paquete de clientes al año, a la vista de todos y a nadie le preocupaba. Vehículos de lujo, muchas veces adquiridos con las exoneraciones de diputados y senadores, circulando por nuestras avenidas sin placas, ante la mirada indiferente de autoridades y sociedad.

Carreras de los mismos carros todas las noches, en las mismas avenidas y las autoridades durmiendo en la cama de la indiferencia o en la compacidad. No es aquello de dormir con el enemigo, por el contrario, dormían con el amigo o el socio.

Transferencias entre cuentas bancarias de sumas millonarias que no nos llamaban la atención o preferíamos mirar hacia otro lado.

Los titulares en la prensa se olvidaban pronto o se publicaban en pequeños titulares para no llamar la atención. Las series de Netflix ya hablaban de las pandillas de narco dominicanas, en algunas presentaban nuestra bandera, lo que parecía no afectar nuestro orgullo patrio.

Hablar de algunos de nuestros congresistas, porque por suerte aún no son todos, y su clara vinculación con las actividades ilícitas. Una ley de partidos que lo permite todo, el partido no es responsable de nada, mientras nuestros legisladores, muchos serios, como gran parte de nuestra sociedad, callan ante el avance de los narcocongresistas y los riferocongresistas.

Si escuchamos el liderazgo político, los narcos vinieron de marte, nadie los conoce y es cierto que muchas veces no los conocen. Aportan recursos necesarios para las costosas campañas y los filtros son tan escasos que pueden pasar cualquier suma de dinero sin importar o saber su procedencia.

Confundimos al que tiene mucho dinero con empresarios que han tenido que trabajar, se nos mezcla en un sancocho como sucede con los políticos y las autoridades, no todos somos iguales.

Lo que estamos viviendo, no sólo lo detiene la voluntad de un presidente que se la está jugando el todo por el todo, tiene que venir acompañado del apoyo de la sociedad con los empresarios a la cabeza, dejemos de hacernos los idiotas si queremos tener país para nuestros hijos y nietos.

Los congresistas serios, por igual, cambien la ley electoral, el financiamiento de los partidos, no puede ser que una campaña a diputado pueda costar hasta 50 MM, ni hablar de lo que cuesta una de senador y mucho menos a la Presidencia. Esto trae como consecuencia, muchos compromisos que cumplirlos muchas veces tiene un alto costo.

Líderes políticos, que han demostrado capacidad y honradez, empiecen a ser líderes de verdad, adecuen las leyes que es su responsabilidad, no es posible que al Congreso vaya el que más dinero tiene y no el de más talento. No es posible callar porque nadie más que ustedes saben quién llegó fruto a dinero mal ganado. También dejen de hacerse los idiotas.

Las autoridades policiales, militares, encargados de penalizar el tráfico ilícito de estupefacientes, tampoco se hagan los idiotas.
Como sociedad debemos ser más vigilantes. ¿Qué señales da el enriquecimiento al vapor de un amigo, de un conocido? ¿Cómo es posible un dealer que de la noche a la mañana compra un solar, que debe costar por encima de veinticinco millones y además exhibe treintena de vehículos costosos? ¿Aquel que compra vehículos millonarios o de repente pasa de la casucha a la torreta y no nos llame la atención?

En las torres exijan, como hacen los bancos con las políticas de lavado, un formulario de conozca su vecino. Recuerde que lo puede tener ahí hasta que la DNCD o la DEA se los lleve, involucren a las autoridades.

Apoyemos sin reserva al Ministerio Público. Pocas veces se alinean los astros como en este momento. Apoyemos al presidente Abinader y su decisión de una justicia independiente y sus constantes pronunciamientos, que nadie en su gobierno escapa si comete actos de corrupción. Lo acaba de volver a confirmar en su viaje a Nueva York.

No tenemos una sociedad perdida, sí descarriada, estamos a tiempo, hagamos los cambios necesarios y espero que en la próxima reforma fiscal no sólo los empresarios paguemos más impuestos, también, y mucho más, deben incluirse los riferos que parece están en tierra de nadie.

El país es de todos y siempre he dicho: ¡República Dominicana puede!

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