El término posverdad se acuñó hace más de dos décadas, pero en la República Dominicana irrumpió en agosto de 2019. El uso de la mentira y el autoengaño como herramienta de política pública representa un fenómeno emergente. Llegó con el Gobierno del Cambio.

Es preocupante que esta mala práctica se haya instalado como forma de hacer política, ante el incumplimiento de promesas, la falta de resultados y el afán de posicionar el discurso oficial como la posverdad, asumiendo que los datos oficiales y los hechos objetivos son menos importantes que las creencias y las emociones de los gobernantes cuando se trata de engañar y manipular a la sociedad.

La posverdad para el Gobierno del Cambio es mucho más que mentir de manera flagrante. En una forma de hacer política en donde la verdad pasa a segundo plano y las mentiras no se cuestionan. El propósito es instalar un discurso oficial alejado de la realidad, fomentando y reforzando la creencia de que todo lo han hecho muy bien. No se dan cuenta de que sus palabras en los recintos oficiales y en las plazas públicas son una oda a la mentira, pues no guardan relación con la realidad que vive la mayoría de la población.

En artículos anteriores hemos demostrado con estadísticas oficiales que mienten. No tienen plan alguno para recuperar al país ni para dinamizar el mercado de trabajo. Después de 1,110 días de gobierno solo se han generado 47 mil nuevos empleos y aún faltan por recuperar 50,546 empleos formales, mientras el costo de la canasta familiar del BCRD continúa aumentando.

No se han dado cuenta de que a pesar de que algunos trabajadores tienen dos ocupaciones y reciben La Doble, sobreviven en condiciones de extrema pobreza. Mienten sin rubor ante el director general de la OIT afirmando que su gobierno ha logrado la tasa de desocupación más baja en décadas. Les mienten a los trabajadores del campo a sabiendas que falta reponer 54,699 puestos de trabajo en el agro dominicano, y que la participación del sector agropecuario en la formación del PIB es sumamente baja. No les avergüenza hablarle a un sector que maltrataron con su política de aranceles CERO que solo benefició a un puñado de amigos.

El Gobierno del Cambio elabora su posverdad tergiversando hechos y falseando la realidad. Donde hay recuperación ellos ven creación de nuevos empleos. Lo que para la Seguridad Social son cotizantes, para ellos son trabajadores ocupados. Donde dice Comer es Primero ellos leen Aliméntate. Donde existe una necesidad ciudadana, ellos descubren un negocio y crean un fideicomiso. Confunden un picazo con una inauguración, y festejan la apertura de un pequeño negocio como si fuera una ciudad industrial.

No sienten rubor al gritar urbe et orbi que son un gobierno 100% proempresarial y que han asignado un fondo de quinientos cuatro mil millones de pesos (RD$504,000,000,000) a las Asociaciones, Públicas y Privadas para los Amigos (APPPA). No se dan cuenta de que sus errores en el diseño y la gestión de las políticas monetaria y fiscal le pasaron la cuenta a la ciudadanía. No comprenden que la inflación, en un abrir y cerrar de ojos, erosionó el aumento al salario de los trabajadores. Piden préstamos para guardar los recursos en el BCRD y en el Banco de Reservas. Dicen que invierten, pero desconocen que la inversión pública en 2022 fue la más baja de los último 72 años. Sus múltiples y constantes desaciertos y gazapos permitirían escribir una tesis sobre el engaño y la mentira, en la época de la posverdad.

Para el Gobierno del Cambio la posverdad tiene un denominador común: auto convencerse que todo lo han hecho bien, a pesar de que la triste realidad en la que vive la mayoría de la población indique lo contrario. Apelan a las emociones anteponiéndolas a los hechos y a las pruebas.

En la era de las redes sociales las noticias falsas que difunden de manera reiterada se convierten en fenómenos virales en cuestión de horas, creando realidades alternativas y sirviendo a los propósitos de la propaganda oficial. Son los discípulos más aventajados de Joseph Goebbels.

Para una joven democracia como la nuestra, la posverdad constituye una grave amenaza y pone en riesgo la institucionalidad que hemos logrado construir con el esfuerzo de todos.

No podemos permitir que sigan mintiendo. No debemos permanecer impávidos mientras destruyen el país. No podemos aceptar que se use a discreción el dinero público para impulsar iniciativas con fines de lucro y proyectos personales. El pueblo ya está cansado y pide a gritos que volvamos pa’lante.

Con la fuerza del pueblo le devolveremos al país el prestigio que ha perdido. Volveremos a crecer con inclusión generando oportunidades de progreso y bienestar para todos. En el 2024, E pa’ fuera que van.

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