Agradecemos la oportunidad que nos brinda el señor Franklin Almeyda para demostrar cómo funciona la violencia política de género, plasmada en su artículo del pasado 21 de febrero del presente año, en el periódico elCaribe, titulado: “¿Será una época política de la mujer?”.

Si hiciéramos el ejercicio de tomar su artículo completo y sustituyéramos la palabra “mujer” por “hombre” o “juventud”, usando un título como: ¿Será una época política de fortalecer más al hombre? o ¿Será una época política de la juventud?, se visibiliza que el artículo funcionaría del mismo modo y seguiría siendo discriminatorio.

Tomamos algunos fragmentos de manera textual para luego deconstruirlos, evidenciando así la violencia política de género que contienen sus palabras:

Basándose en los datos de población mundial de hombres y mujeres como objeto de estudio de estrategias políticas, dice:
1- […el tema no es exclusivamente cuantitativo electoral, sino cualitativo, por el arte femenino para lograr sus propósitos y cultivar sus propios espacios]. El cuestionamiento constante sobre la calidad en las mujeres, es discriminatorio; nosotras debemos de mostrarles nuestras capacidades a un grupo de hombres quienes se han autodeclarado calificadores de las mismas.

2- [Ese arte se desvanece cuando trata de imponer, creando conflictos fuera de su alcance] Dando por sentado que la participación política de la mujer es una imposición, somos quienes causamos “conflictos” y para colmo, estos, no están a nuestra altura ya que no los podemos alcanzar.

La altura de un conflicto se mide por la capacidad de las personas de entender o resolver un problema en cuestión.

Cuando se habla de alcance, también se evidencia el “techo de cristal” al cual somos sometidas las mujeres.

3- [Si asociaran su arte discreto de conquistar, y trasladaran su encanto al pueblo, no a competir con las otras mujeres] Increíble leer una oración semejante en pleno cuarto de un nuevo milenio humano. No ha habido un solo momento en nuestra historia democrática donde los hombres no hayan competido entre sí por una candidatura o un espacio político, sin embargo, el menosprecio de algunos a la figura femenina en la política queda evidenciado por no entender que las mujeres competimos con cualquier adversario o adversaria, sea hombre o mujer, y nuestra desigualdad de condiciones se reflejan porque los hombres no tienen que enfrentarse a cuestionamientos por condición de género, entre otras discriminaciones semejantes, como nos pasa a nosotras.

#SiganViendo.

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