Hace unos días escuchaba el discurso que en la Fundación Friedrich Newman para la Libertad daba Juan Guaidó, opositor venezolano, que presentó la experiencia de una Venezuela que hoy el Fondo Monetario Internacional la clasifica como más pobre que Haití, según el político opositor.
Solo pensar que un país con las riquezas de Venezuela pueda estar en las condiciones económicas actuales, es un ejemplo que tenemos que evitar, que como país hemos tenido avances en nuestro sistema democrático que otros países del área no han alcanzado.

Hoy siete millones de venezolanos han sido obligados a salir de su país, el 20 % de su población. Los venezolanos ambulan por el mundo por la falta de oportunidad que no le da un gobierno dictatorial. Para no ir más lejos, tenemos un grupo importante de venezolanos en nuestro país, el que dude pregunte ¿por qué salió? Como dice Guaidó, se destruyó la riqueza petrolera, se destruyó la agricultura, la industria; se destruyó un país, por un modelo político que se convirtió en dictadura.

Los dominicanos no tenemos petróleo, a Venezuela este oro negro le creó un espejismo de prosperidad y permitió a los gobernantes poder convertir un sistema democrático con todas sus debilidades, en una de las peores dictaduras vividas por los latinoamericanos.

Perdieron sus infraestructuras, perdieron su metro, autopistas, canalización del agua, y todo eso no se perdió por una guerra como dice Guaidó, sino por un sistema político, un país que expulsa su gente porque no les queda más remedio que salir a vagar por el mundo en busca de la oportunidad que un sistema dictatorial les tronchó en su propia tierra.

Guaidó dice que eso fue el resultado del desencanto político en los poderes públicos. Cambiaron la Suprema Corte, la Junta Central Electoral, la Cámara de Cuentas, la Defensoría, para ser instituciones espejos del régimen, que abrieron el paso para que el país, con un sistema democrático con debilidades como son muchos de nuestras naciones, a ser un país con un 90% de pobreza. Hoy 6 de cada 10 venezolanos no pueden comer dos veces al día, sin agua, sin luz eléctrica, sin transporte, sin empleo.

De tener las mayores reservas petroleras pasó a importar gasolina de Irán y convertirse en un productor marginal.

Cuenta Guaidó que hoy aún tienen ciento cincuenta presos políticos y pide la solidaridad latinoamericana porque advierte el riesgo en las democracias de nuestros países.

Veamos lo que está sucediendo en Colombia, no es solo fruto a la propuesta reforma fiscal, son venezolanos encubiertos que junto a las guerrillas y los paramilitares trabajan para convertir a Colombia en otra Venezuela. Hay que ver solo lo que está sucediendo en Colombia, socavando desde dentro la democracia, igual como hicieron en Venezuela los cubanos.

Dice que no logran cambiar a un sistema democrático, porque la dictadura recibe apoyo importante de países con recursos, con planificación, que están decididos a ejercer presión sobre los países latinoamericanos, con un apoyo claro e importante de China, Rusia, Turquía e Irán, diferente al apoyo, que tímido y muchas veces indiferentes, de los países democráticos. Cuba, con intereses individuales pero que coinciden en un fin común: “acabar las democracias en América Latina”.

Este modelo implanta hambre, falta de medicinas y obliga salir a sus ciudadanos de sus países, como ha sucedido con Cuba y Venezuela.

Muchos de nuestros países tienen que verse en ese modelo, no es exclusivo para Venezuela y Cuba, quiere implantarse en Colombia, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador y nosotros no estamos exentos de lo que describe Juan Guaidó.

Como muchos de esos países, tenemos una democracia débil, pero democracia. Tenemos un gobierno que respeta las leyes, que quiere hacer los cambios que las instituciones necesitan. Una justicia independiente, que es atacada por todos los flancos para que haga agua.

A Venezuela le faltó lo que los dominicanos en medio de la peor crisis económica mundial tenemos y debemos defender. Tenemos un gobierno decidido a combatir la corrupción dando ejemplos de cancelar ministros, directores, etc., que han incurrido en actos alejados a la transparencia que requiere manejar recursos del Estado.

Los recursos judiciales iniciados en contra de miembros de la anterior Administración, aún presumiendo su inocencia, es un mensaje claro que los bienes públicos no son para provecho de quien los maneja.

Siempre he dicho que las oportunidades tienen y deben ser aprovechadas. Esa clase media que apoyó este gobierno es la que tiene que estar pendiente de que las reformas que se están llevando a cabo no sean boicoteadas como ha sucedido en muchos otros países.

Como dice Guaidó, son muchos los recursos y los intereses foráneos que desean que las democracias latinoamericanas fracasen y el resultado será lo que el político de oposición venezolano describe. El país con las mayores reservas petroleras, hoy su salario mínimo es de diez dólares y los venezolanos, especialmente los que menos tienen, no saben cómo poder vivir de un día para otro.

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