Cuando en una de las encuestas recién publicadas eché ojo al dato de que uno de los nichos electorales en que Luis Abinader concita mayor apoyo es en la población más adulta, se me vino el pálpito de que era una nota no muy positiva pues era como decir que el cambio es cosa de viejos, lo cual luce contradictorio.

El hecho de que la aprobación a la gestión del Presidente suba hasta por encima del 60%, y que la intención de voto vaya de 52 a 54% entre los electores decididos a votar, refleja que el apoyo con que cuenta es macizo en todos los grupos de edades.

Pero me resultó llamativo el dato de una de las firmas encuestadoras sobre cómo entre los adultos mayores hay un pico, una sobresaliente subida.

Reflexionando hondo recordé que en la última gran marcha verde contra la corrupción y la impunidad mientras caminábamos bajo la lluvia observé que buena parte de los que me rodeaban, y yo mismo, éramos muchachones adultos mayores.

¿Quiénes somos los que en esta privilegiada franja etaria respaldamos en tan decidida proporción la continuidad de las políticas de buena gobernanza del presidente Abinader?

Somos los que crecimos teniendo como pan de cada día y como objetivo societal la lucha por la democracia, por la que arriesgamos nuestras vidas y libertad sin estar esperando empleos, contratos u otros beneficios del gobierno.

Que luchamos por vivir en un país de democracia institucional que sirva de base al desarrollo social.
Somos los que vimos pasar por el poder a redentores que devinieron en grandes sinvergüenzas y corruptos, que defraudaron al pueblo, haciendo que muchos perdieran la fe en la política y los partidos, en los gobiernos y hasta en su propio país.

Que llevaron a la bancarrota la autoestima de muchos en nuestro pueblo, orillándolos a no creer ni en ellos mismos.

Y somos, sobre todo los que, en gratitud a la vida y al terruño en que nacimos, aspiramos a que cuando ya no estemos acá nos sobrevivan un país y un mundo mejores que el encontrado cuando llegamos.

La experiencia, y la permeabilidad selectiva que usan nuestras células para asimilar sólo aquello que les aprovecha, es lo nos lleva a los adultos mayores a estar determinados en favor de la continuidad de las políticas de buena gobernanza de Luis.

Porque es lo que conviene como sociedad para las elecciones municipales, legislativas y presidenciales de 2024, dándonos oportunidad a ampliar y profundizar los cambios iniciados.

Nos compromete que Luis viene dando pasos consecutivos para fortalecer la institucionalidad democrática y ampliar la auditoría social para que todos vigilemos y seamos responsables de lo que se está haciendo.

Estamos compelidos a enrutarnos con esa opción, a contribuir a que se alineen todos los nuestros y a proyectar seriedad y lucidez en el debate público, cuando hay tanto ruido en la catastrófica babel que saturan y bombardean los sentidos.

Simplemente, por lo visto y vivido no le cogemos corte a los sinvergüenzas que hicieron retroceder al país y pretenden que les creamos las mismas mentiras de siempre.

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