Un buen eslogan puede resumir la vida de una persona, de un partido político o hasta de un país. Algunos fijan criterios tan firmes que pueden resumir un momento histórico.

“Ven y tómalas”, dicha supuestamente por Leónidas en la batalla de las Termópilas, y que es el lema del ejercito griego actual, es una expresión de arrojo que transmite la idea de que prefieren morir por su causa antes que claudicar.

Otra frase que mueve profundas fibras y llama a una batalla total por las ideas, es aquella con la que el líder cubano, Fidel Castro, terminaba muchos de sus discursos: “Patria o muerte, venceremos”. No hay vuelta atrás, no hay término medio sino extremo. Y los extremos, normalmente, son malos, pero la frase es contundente.

Y qué decir de aquella, mientras Inglaterra sucumbía bajo el fuego de la aviación alemana, en la Segunda Guerra Mundial: “Resistan, resistan” En la práctica no le quedaba más que resistir a ver que sucedía después. Pero son dos palabras que dichas con la debida emoción, o el debido terror, resumen aquel histórico momento.

Otra, de estos lares, probablemente nefasta, sea: “América para los americanos”, que hasta bonita se escucha, pero resume toda una política del uso de la fuerza, si fuera necesario, por parte del dueño del barrio sobre sus pequeños y pobres vecinos.

En el plano local siempre me atrajo una frase que mostraba el carácter parsimonioso de una fiera política que sabía jugar con el tiempo y esperar el momento correcto para atacar, convencido de que al hacerlo iba a mandar en la selva política nacional por mucho tiempo, me refiero a Ulises Heureaux (Lilís), cuando decía, antes de convertirse en gobernante y dictador: “La mía llega”.

No se puede negar, también, la contundencia de la frase de campaña trujillista: “Y seguiré a caballo”. Ni aquellas con las que terminaba muchos de sus últimos discursos el ex presidente Joaquín Balaguer: “A la carga reformistas, a la carga, a paso de vencedores”. Tremenda frase, a pesar de ser una copia modificada y ampliada de aquéllas utilizadas por el líder colombiano Jorge Eliécer Gaitán para motivar a sus correligionarios en su carrera hacia la presidencia de su país: ¡A la carga, a la carga!

Balaguer siempre mostró admiración por Gaitán, incluso, creo que estaba en Colombia como parte de la delegación diplomática dominicana cuando “el bogotazo”, en 1948. Y, siguiendo con Balaguer, no creo que haya una frase o eslogan de un partido político dominicano que supere la del partido reformista: “Ni injusticias ni privilegios”. Esa frase contiene todo lo que podría esperarse de un partido político en el poder, manifiesta equidad, igualdad ante la ley, imperio de la justicia, separación de poderes, respeto por las ideas y diferencias en democracia; sin dudas es una locución política completa.

Sin embargo, esa máxima política representa lo opuesto de lo que fueron sus años de gobierno. Solo habría que excluir de la misma la conjunción “ni” y tendríamos la definición de los años reformistas en el poder político nacional: Injusticias y privilegios.

¡Ah, la vida!

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