NUEVA YORK.- “Corre, corre…sintoniza la emisora que va a comenzar el noticiario. Sabes que nunca me pierdo las noticias que pasan por ese noticiario”.
De esa manera -y fui testigo de ese llamado- se manifestaba una dama del barrio San Carlos al solicitarle a uno de sus hijos que sintonizara la estación radial que en tres ediciones transmitía su informativo en el que daba a conocer todas las noticias (locales y de todo el orbe).

Los noticiarios radiales dominicanos -y en este informe no los especifico, pues ya han sido citados en las anteriores entregas- constituyeron, en las décadas de los 60, 70 y 80, y digamos en los primeros cinco años de los 90, los medios electrónicos más importantes.

Más importantes -y espero que con esta opinión no me califiquen de hiperbólico- que la prensa escrita. Es decir, más trascendentes que los periódicos de circulación nacional.

Porque la radio, con sus dinámicos informativos, trazaban la pauta de la información general y del más eficaz periodismo que se trabajaba en República Dominicana. Un periodismo objetivo y de la eficiente inmediatez noticiosa.

Anoto ahora un punto que marca la historia del objetivo y profesional comentario emitido en la vieja radio nacional noticiosa y que nos dejaron estelares periodistas. Es un tema que debemos reseñar en esta etapa, en la que improvisados comentaristas y analistas (¿?) hablan por radio y televisión.

Me refiero a la transmisión-edición que todos los domingos se realizaba a través de Radio Comercial, emisora matriz de Noti Tiempo. Era una revista radial bautizada con este nombre: “La historia de la noticia”. En ese programa especial, transmitido de 8:00 AM a 10:AM, se pasaba balance a los hechos noticiosos de la semana.

Lo realizaban verdaderos profesionales del periodismo radial. Recuerdo a Juan Bolívar Díaz Santana, Euríspides Herasme Peña, Marino Mendoza, Eulalio Almonte Rubiera, Nelson Sánchez…
Sin caer en ”exageración laudatoria”, se trataba de una cátedra semanal enfocada con todos sus puntos y señales.

En ese programa especial dominical, con una certera objetividad profesional, sus anfitriones cumplían con los mejores preceptos del periodismo radiofónico.

La Historia de la Noticia (¡uff, qué época tan maravillosa!) se desarrollaba -durante dos horas- en base a correctos análisis noticiosos. Una revista que, además, tenía una amplia audiencia cautiva.

Una época que nos recuerda a comentaristas objetivos, responsables e independientes….es un tema que no podía quedar ¡fuera de contexto!

Contrasta con lo que ahora se hace -con cuestionada eficiencia- en los llamados programas de panel (radio y TV).

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