¿Por qué la Constitución no debe tocarse? Posiblemente, muchos tienen como respuesta, que es para evitar que el presidente se reelija.
Si de eso se tratara no tocarla sería un tema coyuntural. Es frecuente que así se piense porque cuando es para ese propósito se crean ruidos políticos y tóxicos, ambiente propicio para la ingobernabilidad.

Es que lo que puede creerse es que se trata de una lucha de poder, lo cual no deja de ser un gran circo para recrearse sobre el tema “caliente” en tertulias y conversaciones cotidianas. Sin embargo, la importancia de no tocarla es una situación mayor, que va mucho más allá; veamos esos otros aspectos.

El Siglo XVIII (1700-1799) se ha denominado el Siglo de la Luz o de la Ilustración, por los aportes de pensadores de esa época. Sobresale la explicación en la configuración del Estado. Lo que se produjo en ese siglo fue consecuencia del desarrollo del capitalismo a partir de la Revolución Industrial originada en Inglaterra y el proceso de Conquista y Colonización de América.

Ese proceso conmovió a Europa llevándola a la sustitución del “Viejo Régimen” por el “Nuevo Régimen”. En Inglaterra se forma la base productiva y en Francia el brazo militar; Francia, igualmente, iba desarrollando su base productiva, estimulada por las grandes riquezas extraídas en su principal colonia, que lo era Saint-Domingue francés (luego, la que dio lugar a la República de Haití; Inglaterra, a su vez, fue estimulada por las Trece colonias que dieron paso a los EE.UU.

Ambas colonias fueron las primeras dos naciones americanas en proclamar sus independencias, convirtiéndose, cada una, en Estado-Nación. Las Treces colonias configuradas con una mezcla anglosajona y de “Los Ilustrados” y, Haití, así como el resto de Latinoamérica, configurados en la división de poderes y el marco teórico de “Los Ilustrados” del Siglo XVIII.

Se define un Estado-Nación cuando un conglomerado, mezcla confusa poblacional, se convierte, primero en Nación, estableciéndose en un territorio y al pasar años, siglos y hasta milenios, forma tradición y cultura, crea arraigo al territorio, identidad y cohesión social.

Precisamente, los conglomerados poblacionales, desde la Conquista y Colonización, fueron formándose como naciones y a partir de los años finales del Siglo XVIII y, más, en el XIX, pasaron, sucesivamente a ser Estado-Nación.

La expresión Estado-Nación puede asimilarse a un “acrónimo” que es una figura retórica que se refiere a dos palabras que se complementan. No se trata de una “oxímoron” que es cuando son dos palabras contrapuestas.

¿Cómo se forma el Estado? Cuando la Nación se da una configuración jurídica que se llama Constitución. Se trata de un Estado Soberano al proclamar su independencia, su gobierno propio, en la misma Constitución.

La Constitución configura el Estado porque dispone de cuáles son las normas, valores, derechos y división de los poderes e instituciones del Estado. Si la Nación ignora y viola su Constitución, proclamada democráticamente, es porque está negándose a ser un Estado y muestra grandes debilidades; ese Estado se califica Estado fallido.

El país se ha dado la Constitución más avanzada del continente, como asegura el Presidente del TC, por lo que corresponde, por el momento, es aplicarla para garantizar el ejercicio de los derechos planteados en ella y consolidar el Estado.

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