En los documentos bancarios nos cuesta trabajo leer lo que aparece en letra chiquita. Frecuentemente, lo más importante del documento pasa ante nuestros ojos sin llegar a la parte racional y analítica del cerebro.

La dificultad en la lectura provoca desinformación. Lo mismo
sucede cuando la fugacidad vertiginosa de los datos hace que pasen ante nosotros sin que atinemos a interiorizarlos.

En la vorágine de la crisis política y electoral que vive el país, pasó ante nuestros ojos fugazmente, y escrito en letra chiquita, que la OEA sería acompañada por otros dos organismos internacionales en su tarea de investigar las causas reales de la suspensión de los comicios municipales, depurar responsabilidades y preparar las condiciones para poder celebrar, con garantías, las elecciones del 15 de marzo y las presidenciales de mayo.

Para esta ardua tarea se solicito la participación de IFES (International Foundation for Election Systems) y UNIORE (Unión Interamericana de Organismos Internacionales) Las
expresiones de apoyo no se hicieron esperar.

Sobre mis reservas con la participación de la OEA no me extenderé pues ha sido objeto de dos análisis crítico anterior publicado en este mismo periódico. Pero, ¿qué es IFES y qué papel puede jugar en este proceso del que depende nuestro futuro nacional?

IFES fue fundado en 1987, al concluir la Guerra Fría, y en momentos en que las recetas para implantar democracias al estilo
norteamericano fueron promovidas como panacea universal.

No surgió como una fundación apolítica ni de la sociedad civil, sino como hechura del gobierno de los Estados Unidos para influir sobre las decisiones electorales de otras naciones, recibiendo para ello generosos fondos de la USAID, y demás agencias gubernamentales que han ido creciendo. Es, en resumen, una herramienta de la política exterior norteamericana bajo el disfraz de una ONG.

Exenta de impuestos, IFES declaró en 2016 ingresos ascendentes a más de $61 millones usd, el 80% proveniente del gobierno, y entre sus gastos apenas $13 millones usd para otorgar ayudas y asesoría a países en elecciones, su razón de ser. Mientras, IFES repartió entre sus ejecutivos y empleados más de $25 millones usd por concepto de beneficios y salarios. Aún así persiste en presentarse como no gubernamental y sin fines de lucro.

Actualmente, su presidente, copresidente, dos vicepresidentes,
tesorero y secretario general son norteamericanos, al igual que 12 de los 15 miembros de la Junta de Directores, con la excepción de un eslovaco, una bosnia y un latinoamericano, el expresidente
colombiano Andrés Pastrana. Aún así persiste en reivindicarse como organismo internacional.

Entre sus demás directores se encuentran ejecutivos de corporaciones Facebook, City Bank, Dow Jones, y
McGuire Woods.

Si sabemos que la OEA es un instrumento dócil de la política exterior del gobierno de los Estados Unidos, y que IFES también, ¿qué confianza podemos tener los dominicanos en que nuestro futuro nacional y nuestros intereses como pueblo serán tenidos en cuenta y respetados en manos de semejantes “árbitros” que responden a las políticas y los intereses de una potencia extranjera, que dicho sea de paso, en un solo siglo ya nos invadió dos veces?

Reiteramos la exigencia de que a estas organizaciones se sumen
otras de prestigio y neutralidad, como la ONU, la UE, CARICOM y
CELAC.

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