¡Hola, distinguidos lectores de elCaribe! En estos días, la actualidad que impera, abrazada de la era tecnológica y de las redes sociales, hay que hablar del rigor periodístico, ese que “distingue a un auténtico profesional de un improvisado que tiene acceso a las herramientas modernas de la información y el entretenimiento”, como destaca un artículo de la revista mexicana de Comunicación, colgada en la página web que lleva el mismo nombre.
Y a propósito del tema, encontré en la página de la Fundación Gabo una anécdota interesante que nos ilustra la esencia del rigor periodístico, uno de esos principios que envuelven el oficio y que no pueden olvidársele a ningún colega a la hora de informar, y es que todo aquel que ponga en primer orden su prestigio y la credibilidad en su trabajo, definitivamente que seguirá las técnicas aprendidas en las aulas.
A continuación, comparto el párrafo al que hago referencia y que nos deja claro que todo aquel que aplique el rigor periodístico siempre comprobará la verdad de lo que ofrece al público antes de publicarla.
Tomado de la página web de la Fundación Gabo: “Se lo oí decir a Gabriel García Márquez y le creo. En un taller de ética en que él participó, nos contó detalles del texto Noticia de un Secuestro
. Lo escribía por esos días y había incluido detalles como la clase de perfume y de lápiz labial que doña Marina Montoya usaba el día en que sus secuestradores la asesinaron. También había descrito el traje que se había puesto ese día y uno de los periodistas del taller le interrumpió con la pregunta: ¿Son detalles de novela? Y Gabriel, en tono firme, respondió: todos fueron comprobados porque si escribes crónica todos los detalles deben ser exactos. Si te equivocas sobre el color de los ojos de alguien, toda tu credibilidad de cronista se va al suelo”. Norman Slim en “Los periodistas literarios”. El áncora editores. Bogotá, 1996. P. 12-13.
Creo que hace falta que hablemos de estos temas que están ahí y que deben ser el arma de trabajo de quien se respete y no se deje llevar de la ola que abunda: redes sociales, ganar “me gusta” y “retuit” para incrementar sus ganancias en diversos sentidos, porque el periodismo es más que eso.
Vale mucho comprobar con las fuentes de manera directa, no en las redes sociales. No lancemos informaciones sin investigar el origen de la misma, pero mucho menos sin validarlas de manera directa con los actores involucrados en la información que llegue a nuestras manos: eso es ser profesional. ¡Que no se pierda el rigor periodístico!
¡Gracias por leerme!