No lo van a impedir del valle al cielo,
Ni reyes del honor, ni periodistas,
Ni antiguos comediantes, ni embusteros,
Ni estudiantes de leyes, ni alquimistas. A pesar del otoño, creceremos

Amaury Pérez

Es consabido que Luis Abinader se cuida de caer en los graves deslices tan frecuentes de la política criolla.
Si inscribe su precandidatura para dar continuidad a las políticas de buena gobernanza que desarrolla en su primera gestión, seguro que ganará.

Con un alto porcentaje de gente convencida de que -por su honestidad y buen trabajo- va, lo importante es saber ¿Quiénes y qué decidirán su repostulación a un segundo mandato?

Él, su entorno familiar y su partido no serán, por tratarse de una decisión que trasciende al interés particular, grupal o sectorial.

No serán sólo los PRM, ya empadronados en más de 3 millones 90 mil, que podrían crecer hasta el 60% del pueblo que aprueba su gestión.

Tampoco será el negacionismo fatalista, la mala leche y el divisionismo por la ambición desmedida del pasado PLD-FUPU, y sus cajas de resonancia mediática.

Un intelectual crítico como José Israel Cuello dijo: El éxito del presidente no se debe a la división de sus opositores sino a que ha demostrado ser un buen gerente en las dificultades.

La decidirán los mismos, pero ahora en mayor proporción -porque ya lo tienen probado-, que lo llevaron a ganar con un 52% las elecciones de 2020.

Los y las que salieron a votar pese al miedo de contaminarse de Covid cuando mataba gente por pipá.
Los que lo han visto defenderle sus chelitos de los corruptos, designar a Miriam y a Yeni al frente de la Justicia. A Milagros a velar por la ética gubernamental y a Carlos Pimentel, directivo de PC en Compras y Contrataciones.

Los pobres que le agradecen apuntarlos en Senasa, duplicarles la asistencia social, y la clase media por subsidiar los combustibles para que no disparen la inflación.

Los empresarios que por generaciones han dedicado sus vidas para que durante más de 50 años nuestra RD mantenga un crecimiento de su PIB entre un 5 y un 6%.

El pueblo que lo vio engrandecerse ante el mundo liderando la lucha contra la pandemia de Coronavirus y la recesión y alta inflación que azota a los países en los últimos tres años.

Que lo ha visto mantener en alto la bandera de la dignidad y la soberanía nacionales frente a la desgracia que vive el hermano pueblo haitiano.

Esos que lo han visto reformar esa cueva de ladrones que en general ha sido la Policía Nacional, y empezar a cambiarla para que cumpla su obligación de “proteger y servir”.

Los que pese al tiempo de vacas flacas lo han visto ejecutando sólo en Obras Públicas más de 600 obras, e inaugurando 282 de ellas antes de cumplir tres años, levantando toda una infraestructura vial que enlaza regiones y provincias, promueve el desarrollo de la producción, el comercio y el turismo y transforma la calidad de vida de la gente.

Lo ven construir, reconstruir y mejorar cientos de acueductos, drenaje y cañadas , entregar más de 5 mil viviendas, miles de títulos de propiedad, construir o terminar escuelas, centros de salud, concluir las obras iniciadas o abandonadas por otros gobiernos, dándole continuidad de estado a la gestión pública, así como materializar polos de desarrollo para la gente de la Línea, y en la región Sur, completando los enclaves turísticos ya existentes en la Costa Norte y en el Este.

Lo conminan a repostularse por verlo asegurando independencia y separación de los poderes públicos que son base de la democracia, el mejor sistema político porque es capaz de mejorarse y respetar las libertades cívicas y derechos humanos.

En fin, la repostulación y eventual continuidad de la gestión de Luis la decidirán los que en tiempos de Balaguer llamaban masa silente, que no son políticos ni viven de la política pero que cuando ven a un presidente que trabaja honestamente por el país, como está haciendo Luis, lo respaldan con firmeza y sin titubeo.

El qué decisivo es la historia: Luis está ante la alternativa de seguir adelante, o dejar que el pasado de corrupción, impunidad y desguañangue institucional vuelva por sus irrefrenables fueros.

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