El Himno Nacional Dominicano fue escrito originalmente en el 1883 por Emilio Prud’Homme (letra) y José Reyes (música).

Acerca de su origen, José Reyes declaró en una ocasión que habiendo llegado a sus manos el Himno Nacional argentino, publicado en el periódico parisino El Americano, sintió el deseo de hacer una composición análoga para su país y con tal motivo, en 1883 invitó a su amigo Emilio Prud’Homme a que escribiera un himno a la patria, para él ponerle la música. Poco tiempo después, el poeta Prud’Homme escribió las estrofas y el músico compuso su himno.

Por su parte, Prud’Homme comentaba a José Reyes que su gran aspiración, su doble sueño de patriota y artista era componer un himno que le llegara al corazón, a sus compatriotas y avivara cada vez más en ellos el sentimiento de la nacionalidad, para que amaran intensamente su suelo, su cielo, sus montañas, sus ríos, su hogar nativo, sus glorias nacionales, sus libertades, su independencia y su honor nacional.

Creía Reyes que cuando los dominicanos tuvieran un himno que sintieran y cantaran con amor, afirmarían tanto en su alma el sentimiento de la patria, que llegarían a estar completamente seguros, en sí mismos, de ser dominicanos para siempre.

El 17 de agosto de 1883 el himno así compuesto fue estrenado en la velada que celebró la prensa nacional en la Logia Esperanza de Santo Domingo. Lo cantó un grupo de jóvenes con el acompañamiento de una pequeña orquesta, en la que el propio José Reyes tocó el cello. La composición fue bien recibida por el público y desde entonces comenzó su lento proceso de popularización.

Meses más tarde, se decidió trasladar al país los restos de Juan Pablo Duarte desde Caracas (Venezuela), donde había fallecido en 1876. Para esa ocasión, El Eco de la Opinión sugirió que se recibieran los nobles despojos del patricio dominicano con un aire triunfal, proponiendo al efecto el himno patriótico del maestro José Reyes.

Así, el 27 de febrero de 1884 el canto patriótico de Reyes y Prud’Homme fue interpretado a lo largo de todo el trayecto recorrido por la procesión que llevó en bandas los restos del Padre de la Patria, partiendo desde el puerto de Santo Domingo hasta la Santa Iglesia Catedral, donde fueron inhumados entonces.

En 1897, el periódico El Teléfono, de la capital, publicó una edición del texto de Prud’Homme, corregida por su propio autor. El poeta mismo quiso revisar su obra, considerando que la primera versión adolecía de fallas propias de su inexperiencia juvenil, a que aunque tenía veintisiete años al momento de escribir su himno, en 1883, se había visto forzado a adquirir tardíamente su formación literaria, debido a su humilde condición social. Esta segunda versión sería la definitiva.

Atendiendo a una iniciativa del diputado Rafael García Martínez, el 30 de abril de 1897 el Congreso Nacional comenzó a analizar los méritos del canto patriótico de Reyes y Prud’Homme, con el fin de que esta composición fuera oficializada como himno nacional de los dominicanos, medida que fue adoptada por el cuerpo legislativo en la sesión del 7 de junio del mismo año.

Aunque el presidente Ulises Heureaux no convirtió en ley esa resolución del Congreso, probablemente motivado por su disgusto con la vertical actitud de Emilio Prud’Homme frente a su gobierno dictatorial, ello no impidió que el pueblo dominicano mantuviera su preferencia por este himno, que se siguió interpretando en los actos oficiales.

Además, virtualmente se reconocía el carácter oficial de la obra de Reyes al asignársele a éste una pensión del gobierno por haber escrito el Himno Nacional Dominicano y, por otra parte, varios ayuntamientos del país, incluyendo el de la capital, designaron con su nombre y el de Prud’Homme sendas calles, por igual razón.

No fue sino hasta el 30 de mayo de 1934 cuando el presidente de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo Molina, mediante la Ley número 700, declaró himno oficial de la República el compuesto por el maestro José Reyes con letra del poeta y educador Emilio Prud’Homme.

Nuestra Constitución declara: “El Himno Nacional es la composición musical consagrada por la Ley No. 700, de fecha 30 de mayo de 1934 y es invariable, único y eterno”.

Por algún motivo, se ha estado difundiendo la idea de que el Himno Nacional tiene como nombre “Quisqueyanos valientes”. Eso no es cierto; Emilio Prud’Homme nombró a su poema simplemente “Himno Nacional” y se vería difícil que pueda cambiarse el nombre dado por un poeta a su obra por medio de una ley.

Me causó mucha tristeza leer en los medios de comunicación, que el piano utilizado para entonar el himno a la patria, se encontraba inservible y destartalado en el Museo de Historia y Geografía de la Plaza de la Cultura, dependiente del Ministerio de Cultura.

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