Le venció el Estado y aceptó declararse culpable de cargos criminales para no ser extraditado a EE.UU. donde se enfrentaría a una condena de hasta 175 años de cárcel. ¿Pero qué reveló este hombre para que enojara tanto al departamento de Estado? Lo más destacado fue sobre la guerra en Afganistán y de cómo el ejército estadounidense había matado a cientos de civiles en incidentes no denunciados. En la guerra de Irak reveló que 66.000 civiles habían muerto, más de lo que se había informado oficialmente y sobre la intención de EE.UU. de recopilar información “biográfica y biométrica” -incluidos escaneos del iris, muestras de ADN y huellas dactilares- de funcionarios clave de la ONU.